El País de la Piel de Toro
Colegio y Aula electoral
Madrid 11/6/2024
La dichosa Firma.
1.244 Palabras.
El día iba hacer placentero, primera hora de recibir un Whatsapp de mi mujer alentando de una carta en el buzón en aquella jornada del cuatro de junio de dos mil veinticuatro, en plan de broma inventada me dijo que podía ser para la mesa electoral para las elecciones Europeas. y se echó a reír pasado unos minutos después. Un día después llegó una citación certificada del ayuntamiento confirmando la alternativa en caso de la elección como primer suplente si este no se presentaba para la convocatoria en mesa electoral para ese nueve de junio en las Elecciones al Parlamento Europeo. Mi mujer se echó a reír ante la segada intuición clarividente ante la broma que me quiso gastar dos días antes de recibir esta misiva. Así que no tuve más remedio que aceptar el obligado encargo, bajo una importante sanción económica en caso de no presentarse el día y hora indicada en el colegio electoral. A las 7,30 ya estaba en la puerta y se encontraba un reducido público que intuía que eran tanto los suplentes como los vocales y presidentes de mesa, de aquel nueve de junio del dos mil veinticuatro en la calle Asturianos, 4 en el distrito del Puente Vallecas. En tres o cuatro minutos de llegar, abrieron las puertas de hierro de acceso al colegio y como corderitos siguen al carneros fuimos pasando por un amplio pasillo donde se encontraban puertas abiertas en ambos lados, las aulas o salas destinadas a la mesa electoral, con su respectiva urna de metacrilato y un sobre cerrado, que se abrió en cuanto la persona encargada o enlace lo sugirió, era el acta para constituir la mesa electoral, donde teníamos que firmar todos, tanto los suplentes como los elegidos para ese menester. Cuando vi la hoja donde debía firmar con mi nombre y apellido junto con la rúbrica en esa cuartilla en blanco. Me acordé de mi experiencia del año 1983 acto similar firmando en un folio en blanco ante la presencia de los veteranos, que horas después el teniente en máquina de escribir y con varios calcos, redacta un documento para que nos comprometimos los tres reclutas en destino a pagar unos aperitivos y unos vinos de la tierra a sus compañeros y al jefe del destacamento, que a continuación lo expongo. ‘Farmacia Del Hospital Militar de Málaga;
A la presentación del presente recibo, el “ reclutón” suscribe, abonará el suficiente vino de la Tierra acompañado de una “tapita” a mis compañeros de esta Farmacia; pero en cuanto observé el más mínimo “ pitorreo” por la “ recluta” cometida me cabreare hasta el límite como un vulgar “ Hincha del Barça” cuando han visto perdido el campeonato liguero, si éste fuere así y todo transcurre en normalidad le daré por bien empleado y comprobaré que está lección, sin lugar a duda me servirá para toda la vida.
Málaga 13 de abril de 1983.
El soldado Reclutón.
D.N.I y la firma. Original de la broma del teniente
Dentro del aperitivo, que estuvimos con el teniente y los cinco soldados, el oficial una y otra vez nos advertía, de que jamás se firmará ninguna hoja o folio en blanco, ¿aunque el mismísimo Rey nos lo pudiera?, ( en este caso quién nos lo perdió, fue el Gobierno actual de España y él iluminado quien redactó el Acta) desde 1950 que entro en esta dependencia, todos caisteis y en la broma. Mientras tanto algunos vocales suplentes ya pasaron la firma, cuando llegó mi turno me queje al delegado encargado exponiendo el caso de mi obligación con la Patria. Me dijo que lo comprendía y si no queríamos firmar estábamos en nuestro derecho, pero es la única manera que el justificante sea después válido para que no se transmitan la correspondiente sanción económica por no presentarme en el colegio, dando fé el escrito que el presidente de mesa hará una vez constituida la mesa electoral. Así que firme a regañadientes y fotocopie la hoja con mi firma en el móvil, y otros hicieron lo mismo sacaron el celular enfocaron con sus cámaras el objetivó e inmortalizaron el acontecimiento. Salimos a la calle y las mujeres de mi sección comentaron el enfrentamiento del pliego justificante en blanco con los maridos que se encontraban esperando afuera. Al llegar a la esquina de la calle, dude en ir a plaza castilla y denunciar o alegar mi inconformidad con el documentos oficial, o comprar en la churrería de la calle, las ricas y sabrosas porras para llevarlas a mis seres queridos, la segunda decisión fue más acertada, ya que pensé en el Guirigay que me iba a meter otra vez con las instituciones del Estado. Así que pensé “ Ojalá que le tocará a un abogado vocal y suplente en las próximas elecciones” seguro que sabría cómo moverse para cambiar ese hábito, que si fuéramos como Dios manda, no habría ningún problema en las formas y hechos redactados sin malicias.
La calle estaba todavía desértica a esa hora dominical y antes de entrar por la puerta del establecimiento, me abordó una joven latina preguntado por el colegio electoral, la indique con la mano la dirección y me dije a “mí mismo que la multa por no asistir en el tiempo establecido, no te la quita ni el Papa” pues ya pasaba de los treinta minutos, que se establecieron todas las mesas electorales, y baje la calle principal hacia mi casa, al subir y entrar en la cocina, preparé el café en la cafetera de hierro y nos pusimos a desayunar, comentando el incidente por el rostro preocupado que se dibujaba en mis facciones. Mi hijo me comentó que en ese caso después de la firma, se dibuja una larga línea vertical, para que nadie escriba en los espacios vacíos, lo pensé y se lo dije, ¡no lo hice porque todavía faltaban otras personas de la mesa que requerían su rúbrica!. Al día siguiente, me empezó a dar vueltas la cabeza, preguntaba si lo dejaba zanjado o no esté desagradable asunto de la votaciones, con el cabreo que tuve el domingo pase de hacer uso de mi voto, no fui, ¿para qué?, si todavía nos mean en la cara, y nos dicen que es porqué está lloviendo. Y referente a la trama de la broma de la firma en un folio en blanco en 1983. Los cómplices del teniente en los dos meses de estar en el destacamento solos, a nuestro aire, y con la libertad suficiente para movernos sin tener que dar cuenta a nadie, solo nos exigen entrar en la Farmacia con el horario y como si fuera un trabajo laboral, cumplir con nuestras obligaciones como cualquier establecimiento de venta al público. Una vez saboreando las mieses. Se acercaba un veterano con varias hojas en blanco, preguntarnos, si el próximo cobro y el primero en destino del mes, ¿Como lo deseábamos?, ¿aquí en la farmacia o en Córdoba?. Todos elegíamos en la farmacia. Ya, que si elegíamos el destacamento de Córdoba, nos darían un cajetín para viajar a la ciudad pasar el día acuartelado vestido de militar y con el aliciente de los soldados putearnos por ser el ojito derecho de los niños mimados de la plaza de Málaga. Viéndolo de esta forma y la reciente reclutada que nos sometieron los veteranos en la capitanía militar de Granada, la noche que pasamos despiertos ante las bromas de los veteranos hambrientos de la mofa payasada de estos energúmeno, se firmaba sin rechistar el futuro documento para la autorización del justificante.
Acta sin especificar
Enrique Manuel Hidalgo para el País de la Piel de Toro.
Relato presentado el 20 de septiembre 2024 para el II concurso de Relato cortos e ilustraciones «Maga» para personas con diversidad funcional.
Asociación ALFIL. ( Amigos del libro para fomentar e iniciación de la lectura) Castelldefels – Barcelona.
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