Ese verano, tan jóvenes, tanta vida, y también sin nada en los bolsillos,

me miro con esa intensidad propia de nuestras edades.

hola-dijo su pelo negro azabache flameaba.

hola respondí suevamente, me miraba como si fuera una anima,

has comido-nada le dije, acompáñame, me tomo de la mano y me guio hasta una casa alejada de las otras casas, -aquí vivo yo; me llamo Margarita y tu, José, andas de visita ,mm respondió soy mochilero recorro por donde me lleva el viento, y que te parase esta playa, mientras ponía la tetera y calentaba unos panes en el tostador, hermosa, hermosa y tranquila, me fascina el verde de los pinos 

el viento en la cara, ella sonrió, servio unos café y me dio pan con mermelada ,fue un flechazo rotundo, me miro con sus ojos negro y sin mas me beso, con esos beso de espera larga, respondí y las abrase.

hoy sentado en la arena  de millaneco recuerdo sus ojos negros.

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