Silencios que hablan

Silencios que hablan

Camila

15/09/2024

Me conecto con aquello que me impulsa a reconocer mis propias limitaciones y potencialidades. En la inmensidad del silencio oscuro, me encuentro en un debate interno, intentando descubrir quién soy.

La búsqueda no tiene principio ni fin, es como caminar por un sendero cubierto de neblina. Me detengo un momento: siento, pienso, pienso y siento, y en ese proceso, me percibo en calma.

¿Estoy creciendo o apagándome? ¿Por qué las luces se desvanecen? ¿Cuándo se apagan y por qué?

Los corazones en mi pantalla me recuerdan el amor que tengo para dar, pero también el poco amor que a veces me ofrezco. Estoy entre salir y quedarme, entre expresar y callar. Hoy, la angustia no aparece; el motor que me mueve es la serenidad.

Elijo vivir, aun con el miedo a morir. Los traumas que me acompañan no se pueden borrar; sólo puedo aceptarlos, darles un espacio, organizarlos en mi mente. Quizá, de algún modo, me sirvan.

Extraño la presencia. La ausencia me recuerda las limitaciones del cuerpo. Mientras escucho el centrifugado del lavarropas girando en círculos, me pregunto si yo también estoy atrapada en una rueda. No quiero estar en una línea que no me lleve a ningún lado; prefiero un espiral ascendente.

Escribo como un medio para encontrarme, para compartir lo que siento. Tal vez, en algún lugar, esto le sirva a alguien. Escribo dejando una puerta abierta, sin expectativas. La escritura es lo único a lo que no impongo exigencias. Las palabras fluyen, brotan sin esfuerzo. Y en este aparente caos, encuentro una coherencia que siempre me guía de regreso a mí misma.

El crecimiento es infinito. Si estás ahí, lo maravilloso de la vida es su capacidad de encontrarnos, incluso cuando no tenemos todas las respuestas.

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