– Ella: Quiero que lo hagamos esta noche por última vez, abre las cortinas y aprovechemos esta noche de luna y dejemos que rebote por la habitación y nos toque también, pondré algo de jazz y abriré una botella de vino que tuve guardado para una ocasión especial y está noche la es, ve por unas copas a la cocina, por favor.
– Él: Voy por ellas, ahora regreso…
(Al regresar me estaba esperando a la orilla de la cama con su lencería de color rojo).
Paulina, mirame a los ojos y pega de tus besos en mi boca y en mi piel, que esta noche tu sudor se ahogue en mi piel y el mio en el tuyo.
– Ella: Marcos, quiero que me folles duro y me beses con el mismo deseo hasta que me veas acabar estando en ti.
(En un ambiente con Jazz y los dos con olor a vino, lo hicimos en el sillón, en la cama, en la alfombra y hasta en la pared).
Al día siguiente…
– Ella: Marcos, me tengo que ir. (Se le llenaron sus ojos de lágrimas, ya había alistado su equipaje).
– Él: Hey!… ¿Qué pasa?, ¿Por qué esas lágrimas?
– Ella: No entiendes que te quiero, pero esto no puede funcionar y seguir así, lo de anoche estuvo fantástico, pero estoy saliendo con una mujer también.
– Él: Lo sabía, Paulina… Hace un tiempo comencé a ver tu reacción ante algunas mujeres y las veces que te emborrachabas y me lo decías dormida. Yo soy un maldito infiel y tú eres maldita puta, pero también te quiero.
Al principio de esto, te visitaba con la intención de tener sexo solamente contigo y, con el tiempo me comenzaste a interesar, a llamar de mi atención e idealizar una vida contigo que hasta quise cambiar.
– Ella: ¿Sabías que me gustan las mujeres también?
Marcos, yo también quise cambiar por ti, cuando te miraba entrar, yo sólo quería estar contigo, es que eres muy interesante, cariñoso y tus palabras las que siempre he querido escuchar, me curaban de la tristeza y del vacio que a veces sentía.
Agradezco todo este tiempo que anduvimos, nunca te olvidaré.
(Le da vuelta al cerrojo y abre la puerta)
– Él: Espera… Toma esta pulsera de plata, tiene un valor sentimental para mí, ahora es tuya, espero que algún día volvamos a toparnos, pero esta vez como unos buenos amigos y con vidas redimidas; ven, abrázame.
(Nos abrazamos por última vez y nos dijimos adiós… Ya pasaron 4 años y ya nunca supe más de ella; dónde sea que esté, espero que tenga una familia e hijos que me platicaba que queria tener).
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