Mierda y deleitante nostalgia, o el sueño del escarabajo

Mierda y deleitante nostalgia, o el sueño del escarabajo

Mata de Patos

01/09/2024

No sé exactamente desde cuándo soy un escarabajo. La verdad es que desde que tengo alguna noción de ser, soy escarabajo, y empujo mi bolita de mierda donde quiera que voy. Recolecto mi mierda y la de cualquier otro, y entre más grande se hace mi bolita, mejor me siento. Honestamente no sé qué sería de mí sin ella. Me da una razón para despertar cada mañana y seguir andando. A dónde, ya poco me importa. Es tan grande mi acompañante que ya ni siquiera puedo ver el camino. Y mejor así. El mundo es tan feo. Creo.

Me parece que alguna vez iba hacia algún lugar, pero ya no lo recuerdo. Así como no recuerdo haber sido una cosa diferente a un escarabajo.

Es cierto que entre más crece mi bolita de mierda, más difícil es andar. Pero, ¿qué importa si no estoy yendo a ningún lado? El mundo es mi bolita. Y qué linda que es. No solo me da un sentido, algo que hacer cada día, sino que también me protege del sol y de aquellos seres que no son escarabajos. Aquellos gigantescos primates que, por alguna razón, odio tanto. 

Puedo pensar bajo su sombra y soñar sobre felicidad. Aunque yo no sé muy bien eso qué es. Ni muy bien, ni un poquito bien. Pero creo que es algo. Algo bueno. No lo sé.

Me duelen las patas y aveces no puedo soportar el olor a mierda. Admito que hay días en los cuales ya no tolero ver únicamente a mi bolita. Aveces hasta creo odiar a la hija de puta. Pero soy un escarabajo y así son las cosas, ¿no?

Aunque ahora que lo pienso bien, no estoy muy seguro qué es eso de «ser». Solo sé que estoy cansado. Cansado de la mierda que tanto quiero.

Y la suelto por un segundo nada más. Solo para descansar y tomar impulso. Y la luz me ciega y el aroma del campo me sacude como un torbellino. Mi bolita sigue frente a mí, pero es tan pequeña, y yo tan grande. Todo es borroso y dolorosamente claro. Miro mis patas y veo que tengo dedos, y me parece recordar haber sido uno de esos primates que aborrezco. Veo mis brazos, mi tronco, mis piernas y mis pies, y veo el camino frente a mí. El azul del cielo. El verde de las plantas. Y no me aborrezco. 

Me siento descansado y bajo la mirada a mi bolita de mierda, y pienso que quizás no soy un escarabajo. Quizás soy persona. Quizás ambas. Quizás ninguna. ¿A caso importa?

Miro al cielo y siento libertad y siento miedo, y entiendo que no son lo mismo. Bajo la mirada de nuevo a mi bolita de mierda y se ve tan insignificante. Pero, la puta madre, me provoca tanto.

Tanto, tanto.

– M

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS