FILOSOFIA EN POESIA

Bendito Mito

JOSE E DIAZ

Bendito mito, chispa de la creación,

que en la bruma de lo incierto nos guiabas,

nos diste alas antes de la razón,

y en sueños y leyendas nos encontrabas.

Antes del saber, tu fuego iluminó,

el misterio del ser en tu susurro,

fuiste la llave que al pensamiento abrió,

y en la oscuridad, nos llevaste al futuro.

Con tu pasión, encendiste el corazón,

desataste el vuelo de la imaginación,

y en la mente, sembraste la primera flor,

que luego la razón tomó con devoción.

Oh, bendito mito, faro en la noche eterna,

en ti nació el primer destello de entender,

y aunque la razón con el tiempo gobierna,

siempre en tu abrazo quiero volver a ser.

Edipo, Rey del Destino

JOSE EDIAZ

En Tebas, la sombra se alarga en la noche,

un niño maldito, por dioses marcado,

del seno materno, en llanto y reproche,

fue apartado, pero no olvidado.

Un oráculo oscuro, su suerte sentenció,

matarás a tu padre, tu sangre traicionarás,

y a la madre que te dio vida, amarás sin razón,

en un cruel destino, sin piedad caerás.

La Esfinge guardiana, en su enigma te retó,

con ojos de piedra y alas de maldad,

más tu mente aguda, su acertijo desveló,

y con su muerte, la ciudad salvó en realidad.

Mas en tus pasos, la verdad te aguardaba,

tu padre caído, por tu mano encontró,

y la madre, en el lecho, te amaba,

en un ciclo fatal que el destino dictó.

Edipo, rey de tragedia, en ceguera te sumiste,

rasgando tus ojos, en el dolor de saber,

que en el laberinto del destino que viviste,

nunca pudiste tu propio camino escoger.

Así, en la tragedia, tu nombre se inscribe,

en versos que el tiempo jamás olvidará,

pues en tu historia, la humanidad revive,

el destino inescapable que el alma atrapará.

Prometeo Encadenado

JOSE E DIAZ

En el alto peñasco, su dolor resuena,

Prometeo, el Titán, en cadenas de acero,

desafió a los cielos, con fuego en la mano,

y a la humanidad le entregó un don verdadero.

Las llamas danzaron, en la noche eterna,

iluminando al hombre, en su lucha sincera,

pero Zeus, airado, en su trono divino,

dictó el castigo, cruel y severo.

Las águilas rasgan, con sus picos feroces,

el hígado eterno de un dios encadenado,

cada día el tormento, cada noche renace,

en el ciclo perpetuo de un destino marcado.

Mas en su dolor, Prometeo no cede,

sus ojos desafían al tirano del cielo,

sabe que el fuego, en el corazón humano,

es la chispa inmortal de un espíritu libre.

Aunque los siglos pasen, y las cadenas se oxiden,

la llama de Prometeo, en cada alma persiste,

pues su sacrificio, en la roca tallado,

es el eco eterno de un héroe inmortalizado.

La Caja de Pandora

JOSE E DIAZ

En tiempos lejanos, en la cumbre del Olimpo,

Zeus ordenó a Hefesto con maestría crear,

A Pandora, la primera mujer en el mundo,

Bella y curiosa, con un destino por andar.

Le entregaron una caja, de secretos colmada,

Advertencia clara de nunca abrir,

Pero la curiosidad, cual llama encendida,

En su corazón comenzó a latir.

Con manos temblorosas, el sello rompió,

Y en un instante, el mundo cambió,

Surgieron los males, oscuros y fríos,

Desde la caja, hacia el cielo voló.

El dolor, la tristeza, la guerra y la muerte,

Se esparcieron como sombras, sin piedad,

Pandora lloraba, con el corazón roto,

Por la carga pesada de su curiosidad.

Pero en el fondo de la caja, escondida y tímida,

Quedaba la esperanza, luz de lo perdido,

Un último don, que en el caos brillaba,

Una chispa de fe, en un mundo herido.

Así, la caja de Pandora se cerró,

Los males en el mundo quedaron,

Mas la esperanza, aunque pequeña y frágil,

En cada corazón, siempre ha morado.

Tales, Sabio del Agua

JOSE E DIAZ

Oh, Tales, sabio griego de antaño,

que en el agua viste el origen divino,

con ojos de razón y mente en el cielo,

descubriste el flujo eterno del destino.

Fuiste de los siete, el más venerado,

matemático, orador, un alma brillante,

en tus observaciones, el universo hallado,

escribiste con claridad el cosmos tan grande.

Mi querido Tales, tu legado es esplendor,

en cada gota de agua vive tu visión,

gran especulador, filósofo mayor,

en tu saber profundo nació la razón.

En tus palabras, el mar y los ríos,

en tu mente, las estrellas y el viento,

tu legado sigue en los siglos fríos,

como faro en la historia, un eterno aliento.

Heráclito, el Sabio del Río

JOSE E DIAZ

Heráclito, de pensamiento profundo,

Le llamaban «el Oscuro» en su andar,

Pues veía el mundo en constante cambio,

Donde nada permanece, todo es de transformar.

«Todo fluye», decía con voz solemne,

«En el río no te bañarás dos veces,

El agua que te toca ya no es la misma,

Y el hombre que la siente, también desaparece».

Sus palabras eran enigmas,

Difíciles de descifrar,

Como un río que se oculta en la niebla,

Que en su curso jamás volverá.

No es el mundo lo que cambia,

Es la percepción que en él se halla,

Heráclito lo sabía,

Que el cambio es la ley que no falla.

Así nos dejó su legado,

En sus versos oscuros y profundos,

Un recordatorio constante,

De que todo cambia en este mundo.

Parménides, Guardián de la Verdad

JOSE E DIAZ

En la antigua Elea, su sombra se alzó,
Parménides, sabio de pensamiento puro,
Con palabras que en el viento resonó,
Halló en la razón un sendero seguro.

No en la ilusión, ni en el vano devenir,
Sino en el ser, en su esencia inmortal,
Buscó el filósofo el verdadero sentir,
Revelando la luz de un principio total.

«El ser es, y el no ser jamás será»,
Clamó con firmeza en su verso profundo,
Desafiando al caos, a la duda fugaz,
Con la razón como guía en este mundo.

Oh, sabio de Elea, de visión tan clara,
Tu reflexión nos legó un camino eterno,
Donde la verdad, con su llama tan rara,
Se alza imperturbable, como el sol en su reino.

Pitágoras, el Sabio de los Números

JOSE E DIAZ

En la quietud del tiempo, en un rincón del saber,

surge un hombre sabio, con números en su ser.

Pitágoras, el nombre que la historia guardó,

en cada cifra, en cada cálculo, su mente vibró.

Filósofo de antaño, matemático puro,

en el vasto universo halló su conjuro.

Todo es número, dijo, con certeza y razón,

y en la armonía del cosmos encontró su canción.

Triángulos y figuras, en perfecta simetría,

revelaron secretos, con sublime armonía.

Cada número era vida, en su mente brillante,

un sabio que vio el orden en lo que parecía errante.

Hoy el mundo te recuerda, con profunda admiración,

tus enseñanzas resuenan en cada ecuación.

Pitágoras, genio eterno, de la matemática esencia,

tu legado vive en cada ciencia, en cada existencia.

Sabiduría de Sócrates

JOSE E DIAZ

Sócrates, sabio de antaño,

que en su ignorancia halló luz,

rechazó el escepticismo,

y en la verdad plantó su cruz.

Con el logos como guía,

y el lenguaje como acción,

buscó en el diálogo sincero

la verdad en cada razón.

No hay mal en el sabio, decía,

pues el bien es su destino,

y quien yerra en su camino

es por falta de razón.

Sólo sé que nada sé,

con ironía lo afirmó,

y en la mayéutica, el arte

de hallar la verdad nació.

Buscó en la virtud el bien,

en la verdad, la alegría,

y quien vive en la ignorancia

es presa de su agonía.

Hoy, sus palabras resuenan

en el eco del saber,

pues la verdad es eterna,

y en el bien, su poder.

MI PLATON.

JOSE E DIAZ

En el universo dual que Platón concibe,
dos mundos se encuentran en lucha constante,
el Sensible, donde lo concreto vive,
y el de las Ideas, el reino brillante.

El primero, de sombras y apariencias,
es copia imperfecta de lo eterno y puro,
mientras que el segundo, en su esencia,
es la verdad, lo real, lo seguro.

Las Ideas, perfectas e inmutables,
son la fuente de todo lo existente,
y aunque aquí las veamos inestables,
son reflejo de lo inteligible y evidente.

La sabiduría se encuentra en recordar,
pues nuestra alma, antes del cuerpo presa,
conoció las Ideas en su más puro altar,
y en la reminiscencia halla su pureza.

El alma, en su lucha por ser liberada,
encuentra en la virtud su destino final,
y en la justicia, virtud que es deseada,
logra el equilibrio entre lo carnal y lo racional.

Así, el filósofo, en su noble misión,
busca el Bien, el ideal supremo y claro,
y en su camino de dialéctica y razón,
alcanza la verdad, lo perfecto, lo raro.

En la sociedad, Platón vio la necesidad
de un orden justo y bien jerarquizado,
donde el filósofo, con su verdad,
gobierne el mundo de lo humano y lo amado.

Es la Aristocracia, el gobierno ideal,
donde la episteme es la guía y el faro,
lejos de la tiranía, del desorden fatal,
donde la sabiduría se torna en descaro.

En cada verso de esta visión platónica,
late el deseo de lo eterno y lo real,
buscando en la razón, de forma armónica,
el reflejo de lo divino en lo terrenal

En el Espejo del Ser Aristóteles.

JOSE E DIAZ

En el vasto tejido de la Physis,
donde la esencia y la forma se entrelazan,
Aristóteles busca la verdad eterna,
en los pasos que la materia danza.

Dos mundos se reflejan en sus ojos,
uno supralunar, puro y eterno,
el otro, sublunar, de cambio y sombra,
donde el tiempo forja su invierno.

El alma, esencia inmortal y viva,
se funde con el cuerpo en unidad,
y en su danza de vida se revela,
la chispa divina de la humanidad.

La potencia aguarda en cada ser,
como semilla en la tierra fértil,
y al acto se transforma en su destino,
buscando el bien propio, lo sutil.

En cada cambio hay un fin oculto,
en cada ser, un propósito divino,
y en la mente del hombre se eleva,
la búsqueda del conocimiento fino.

El Primer Motor, sin moverse, guía,
y atrae a los seres hacia su luz,
en la quietud perfecta reside,
el sentido del cosmos y su cruz.

La felicidad, en la vida contemplativa,
es la meta del alma en su ascenso,
y en el reflejo del ser, se encuentra,
el eco del saber inmenso.

Creación de Agustín.

JOSE E DIAZ

En el silencio de la nada, Dios habló,

Y en su mente divina las ideas surgieron,

Arquetipos eternos, en la materia florecieron,

Y el tiempo comenzó, donde antes no hubo lugar.

De su amor perfecto, el universo brotó,

Cada ser, en su forma y esencia, reflejo de su gloria,

Gérmenes de vida en la materia dormían,

Esperando el momento de su despertar.

El mal, solo sombra en la luz del bien,

No es más que carencia, ausencia de perfección,

Pues todo lo que es, en su ser es bueno,

Y aún el dolor, en su plan, esconde un bien mayor.

La verdad, inmortal, en el alma reside,

Iluminada por la gracia, revelada en lo íntimo,

Razón y fe, danzando en armonía,

Unidas en la búsqueda del sentido y del ser.

El hombre, imagen viva de su Creador,

Alma inmortal, que, en la memoria y la voluntad,

Encuentra su camino de vuelta a Dios,

Donde el amor eterno es su fin y plenitud.

Y en la historia, que avanza hacia el final,

Dos ciudades, en lucha por el amor verdadero,

La Ciudad de Dios, en la esperanza espera,

El regreso del Rey, en la gloria del cielo.

En el silencio de lo eterno de Tomás de Aquino

JOSE E DIAZ

En la vastedad del ser, el eco se desliza,

Dios, esencia pura, en la sombra se divisa.

Es Él, el necesario, el acto inmortal,

Mientras las criaturas, en su contingencia, son temporal.

En el movimiento, potencia se convierte en acto,

La creación entera en su orden exacto.

Dios, primer motor, causa sin principio,

En su mente el mundo, su amor, su ritmo.

Cinco caminos nos llevan a su presencia,

Desde el movimiento hasta la inteligencia.

Él, el perfecto, el ser necesario,

Ordena el universo, lo envuelve en su santuario.

La razón y la fe, en su abrazo profundo,

Nos guían en la búsqueda del sentido en el mundo.

El conocimiento parte de lo sensible,

Y en lo universal, lo hace comprensible.

El alma humana, en su dualidad,

Cuerpo y espíritu, en sublime unidad.

La razón nos eleva, hacia lo eterno,

Y en la moral, la ley natural es nuestro cuaderno.

El hombre, ser social, en comunidad se encuentra,

En la ley natural, su libertad se centra.

Justicia y verdad, pilares de la existencia,

En la sociedad, buscan su permanencia.

Así, en la contemplación divina,

Encontramos la dicha que el alma ilumina.

En el sendero de Aquino, el amor se sublima,

Y en la esencia de Dios, la eternidad nos anima.

Descartes

JOSE E DIAZ

En un mundo de dudas y sombra incierta,

Donde la razón busca luz eterna,

Descartes se alza, con mente alerta,

Buscando en la niebla la verdad que gobierna.

Pienso, luego existo, es su primer suspiro,

Un faro en la tormenta, su certeza primera,

El alma se descubre en ese giro,

Cogito, el ser pensante, en su esencia sincera.

Dios, infinito en la razón pura,

No creado por manos ni mente finita,

Causa de sí mismo, de verdad segura,

Es la chispa eterna, en la idea inscrita.

Y así, en su búsqueda de lo real,

El mundo se revela, sustancia extensa,

Una máquina en danza causal,

Gobernada por leyes, en su esencia intensa.

El ser humano, dual en su existir,

Alma y cuerpo, en lucha constante,

La libertad, en el alma por surgir,

Gobernando pasiones, en vuelo expectante.

Moderación, el camino provisional,

Mientras la razón forja su moral sólida,

En la vida, entre dudas y verdad cabal,

Descartes nos guía, con su luz decidida.

KANT

JOSE E DIAZ

La razón de Kant, camino de saber,

distingue en la ciencia lo que puede ser.

Entre el juicio y la experiencia se alza la verdad,

construyendo el conocimiento en su dualidad.

Con la sensibilidad percibimos el mundo,

pero en el espacio y tiempo nos quedamos, profundos.

El entendimiento activa lo que vemos,

y con las categorías la física entendemos.

El fenómeno es lo que captamos,

el noúmeno, la esencia que no alcanzamos.

En este idealismo trascendental,

la realidad se convierte en lo mental.

Más allá del saber, la ética se plantea,

¿Qué debo hacer? la razón nos deletrea.

Con el deber como ley universal,

la buena voluntad nos guía, sin fin personal.

En el reino de los fines todos somos igual,

nunca un medio, siempre un fin, trato moral.

La libertad, el alma y Dios, Kant postula,

la razón práctica en ellos se vincula.

Entre Kant Y Marx

JOSE E DIAZ

En el vasto reino de ideas y razón,
se alza Kant, con su crítica audaz,
donde la razón pura se impone en sazón,
explorando lo que el hombre puede alcanzar.

En su Crítica, la ciencia es su faro,
juicios a priori, universales y firmes,
la realidad fenoménica es su amparo,
mientras el noúmeno queda fuera de confines.

El espacio y el tiempo, intuiciones puras,
en la sensibilidad hallan su lugar,
son formas que en nuestra mente maduran,
creando el mundo que podemos abrazar.

Pero Marx, desde el fragor de la lucha,
responde con la praxis, la acción vital,
la realidad se transforma, no se escucha,
el hombre se realiza en su labor material.

El ser humano, en su esencia social,
esclavo de la base económica y su ley,
alienado en el trabajo, un juego fatal,
donde el capitalista sufre, pero el obrero más.

La revolución, la llama que arde,
la lucha de clases como antorcha en la noche,
liberando a la humanidad de su parte,
emancipando al ser, en un nuevo broche.

Kant y Marx, en su duelo profundo,
exploran el ser y su conocimiento,
uno en la mente, otro en el mundo,
cada cual, con su verdad, en su propio intento.

Así, en este poema se enlaza,
el saber y el ser, en su eterna danza,
donde el hombre, con su voluntad, se abraza,
a la razón, la praxis, su esperanza.

A Nietzsche

JOSE E DIAZ

En las sombras del saber y la verdad,

Se levanta un hombre en la oscuridad.

Nietzsche, el filósofo del devenir,

Desafía el mundo, nos invita a vivir.

Rompe las cadenas de la vieja moral,

Niega los dioses, rechaza el bien y el mal.

El hombre no es centro, ni fin, ni ideal,

Es solo un puente hacia algo colosal.

La verdad absoluta es solo un engaño,

Un capricho del hombre, su propio daño.

En lugar de verdad, la voluntad de poder,

Una fuerza que nos lleva a crecer.

El superhombre, un nuevo amanecer,

Creador de valores, sin temer.

El niño que juega, sin peso ni carga,

Danza en el ciclo eterno, en la vida larga.

Así, Nietzsche nos invita a renacer,

A romper las cadenas, a dejar de temer.

En el caos, en el cambio, en la eterna lucha,

Se encuentra la vida, plena y mucha.

Mi querido Freud.

JOSE E DIAZ

En la penumbra del alma dormida,

donde los sueños tejen su velo,

Freud, con tu antorcha encendida,

desvelaste el secreto del cielo.

En las sombras del ser, profundo abismo,

donde el deseo y el miedo se enlazan,

tallaste con firme y sabio cinismo

los pilares que al alma abrazan.

Tus palabras, cual bisturí certero,

hurgaron en la mente, reveladora,

desnudando el deseo primero

y la verdad, siempre liberadora.

De Viena al mundo entero volaste,

con tu legado en la ciencia y el arte,

y aunque en Londres descanses al fin,

tu obra seguirá siendo estandarte.

Freud, en tus sueños nos encontramos,

en la danza eterna del yo y el ser,

tu nombre en la historia grabamos,

como el faro que nos enseñó a ver.

A MI QUERIDO HABERMAS.

JOSE E DIAZ

En un mundo de palabras y razón,

Habermas teje su gran visión.

Tres intereses en el saber hallarás,

Cada uno con su luz, su verdad.

El técnico busca controlar,

Las fuerzas del mundo, manipular.

El práctico quiere comprender,

La vida social, su propio ser.

Pero es el interés emancipador,

El que nos llama a luchar con fervor.

Desvelar las cadenas de opresión,

Y buscar en el diálogo la solución.

La razón comunicativa se alza,

En un mundo donde la verdad se descalza.

No para dominar, sino para entender,

La voz del otro, su propio saber.

La ética del discurso se erige,

No es individual, sino que exige,

Un consenso, una norma común,

Que todos acepten bajo el mismo sol y la misma luna.

La democracia deliberativa es la meta,

Un proyecto, un sueño que nos inquieta.

Donde la voz de cada ser se escuche,

Y en la igualdad y libertad, se luche.

No es perfecta, es un ideal,

Una utopía que nos guía en el caminar.

Pero en la esfera pública, en cada voz,

Se construye la justicia, se busca a Dios.

Así Habermas nos invita a pensar,

En una sociedad donde el diálogo es vital.

Donde la política es de todos, y no de unos pocos,

Y la democracia vive en cada uno de nosotros.

Ortega, el Sabio Amigo

JOSE E DIAZ

En el cruce de ideas, entre el ser y el saber,

surge Ortega, mi amigo, en su camino a recorrer.

Ni realista ni idealista, su mente es claridad,

la vida es su verdad, su razón, su realidad.

Con cada paso firme, en la historia él se halla,

su vida es autoconciencia, su mundo es una batalla.

No es un ser estático, ni un yo absorbido,

es el vivir imprevisto, el futuro compartido.

En el tiempo y la razón, su proyecto se despliega,

con perspectiva propia, su verdad nunca se niega.

No busca la absoluta, ni en los libros, ni en la fe,

pues sabe que la vida es un constante devenir, su ser.

Ortega, el sabio amigo, en generaciones ve el reflejo,

de las crisis, de las masas, y en su mente un consejo:

Que no es el hombre masa quien guiará el destino,

sino la minoría selecta, con esfuerzo y con tino.

Y así, en su andar, va Ortega recordando,

que la razón vital es siempre en el vivir, buscando.

No hay verdad absoluta, solo la que en vida se forja,

y en su filosofía, el mundo, con cariño, se explora.

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