Auto-motivación lucha

Auto-motivación lucha

Calfu Lahuel

23/08/2024

Calfu siempre había sido un amante del deporte, especialmente de las artes marciales. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando comenzó a experimentar alucinaciones visuales y auditivas que lo llevaron a un estado de confusión y miedo. La esquizofrenia se apoderó de su mente, nublando su percepción de la realidad y aislándolo de su familia y amigos. La situación se volvió insostenible, y finalmente, fue ingresado en un psiquiátrico, donde comenzó un tratamiento con medicación.

Durante su tiempo en el psiquiátrico, Calfu luchó con sus demonios internos. Las alucinaciones eran aterradoras, pero con el apoyo de su familia y el equipo médico, empezó a encontrar la fuerza para enfrentar su enfermedad. Su hermano, un campeón de lucha olímpica, nunca dejó de creer en él. Siempre le decía que el verdadero combate no era en el tatami, sino en su mente.

Con el tiempo, y tras un riguroso tratamiento, Calfu comenzó a ver mejoras. La medicación le ayudó a reducir las alucinaciones, y con la ayuda de su hermano, retomó el deporte que tanto amaba. Juntos, entrenaban en el gimnasio, y su hermano le enseñaba técnicas, estrategias y, sobre todo, la importancia de la perseverancia. Calfu se dio cuenta de que el deporte no solo le ayudaba físicamente, sino que también le ofrecía una vía de escape de sus pensamientos perturbadores.

A medida que pasaban los meses, Calfu se volvió más fuerte y más seguro de sí mismo. Decidió inscribirse en un campeonato para veteranos, un desafío que lo emocionaba y aterrorizaba al mismo tiempo. El día de la competencia llegó, y aunque las dudas aún rondaban su mente, el apoyo de su hermano le dio la confianza que necesitaba.

Con cada combate, Calfu demostró que su lucha iba más allá del tatami. Cada victoria era un paso hacia su recuperación, y cada derrota, una oportunidad para aprender. Finalmente, llegó a la final, y en un combate reñido, logró alzarse con la medalla de oro. El público estalló en aplausos, y su hermano lo abrazó con lágrimas en los ojos, orgulloso de lo que había logrado.

Calfu no solo había conquistado el campeonato, sino que también había ganado una batalla mucho más importante: la lucha contra su enfermedad. Su historia se convirtió en un símbolo de esperanza para muchos que enfrentaban desafíos similares, demostrando que con amor, apoyo y determinación, es posible superar incluso los obstáculos más difíciles.

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