En el Silencio de lo Eterno de Tomás de Aquino
JOSE E DIAZ
En la vastedad del ser, el eco se desliza,
Dios, esencia pura, en la sombra se divisa.
Es Él, el necesario, el acto inmortal,
Mientras las criaturas, en su contingencia, son temporal.
En el movimiento, potencia se convierte en acto,
La creación entera en su orden exacto.
Dios, primer motor, causa sin principio,
En su mente el mundo, su amor, su ritmo.
Cinco caminos nos llevan a su presencia,
Desde el movimiento hasta la inteligencia.
Él, el perfecto, el ser necesario,
Ordena el universo, lo envuelve en su santuario.
La razón y la fe, en su abrazo profundo,
Nos guían en la búsqueda del sentido en el mundo.
El conocimiento parte de lo sensible,
Y en lo universal, lo hace comprensible.
El alma humana, en su dualidad,
Cuerpo y espíritu, en sublime unidad.
La razón nos eleva, hacia lo eterno,
Y en la moral, la ley natural es nuestro cuaderno.
El hombre, ser social, en comunidad se encuentra,
En la ley natural, su libertad se centra.
Justicia y verdad, pilares de la existencia,
En la sociedad, buscan su permanencia.
Así, en la contemplación divina,
Encontramos la dicha que el alma ilumina.
En el sendero de Aquino, el amor se sublima,
Y en la esencia de Dios, la eternidad nos anima.
OPINIONES Y COMENTARIOS