Escapan, en bandada, los pensamientos.
En revoltosa estampida parten
hacia el erial incendiado de sol
de tus ojos lejanos, sin huellas
de las canciones veraniegas de los grillos.
Un grito ahogado se apodera de tu nombre
y, en un monótono paisaje de tristeza y sombras,
lo disemina…
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