Te quiero contar la historia, la historia que no conoces de mí, de ti, de nosotros, a través de mis ojos, de mis labios, de mis manos, de mi piel, te quiero contar cada detalle necesario para que entiendas porque tú, porque tus labios, porque tu piel, porque tu voz, quiero llenarte de canciones que expliquen cada lugar recorrido por tus dedos, por tu lengua y talvez así, puedas entender porque no me amaste.
Hace unos años un julio cualquiera, donde la lluvia cae sin parar en nuestra ciudad, en nuestras calles, en nuestra casa, hubo alguien, alguien que no eras tú, que no era tu voz, que no eran tus labios, me enseño dos canciones, que no pienso olvidad y que recordarse siempre, pero antes de que la analices conmigo te quiero contar un poco más; el amor viene en formas, colores, olores, sabores, sensaciones diferentes, pero al igual que tú, a mi lado, que irónico, no puedo evitar comparar, pero no lo comparo a el contigo, sino a mi contigo, repito al igual que tu no lo amaba y vaya que quiera amarlo, que intente con todas mis fuerzas con todas mis ganas amarle, pero amaba mas la idea que tenia de él y su entorno que lo que en realidad me hacia sentir.
Y es que es asi como conocí al que pudo ser mi mejor amigo, pero que mi capacidad de no voltear atrás, de no pedir perdón, de no dejar rastro de mí, como en la película de crepúsculo cuando Edwar le dice a Bella, “será como si nunca hubiera existido”, me alejo de él.
Con esto quiero que sepas que entiendo lo que es querer amar y no poder; no se si te estoy dejando ir o si también sea parte del proceso de recuperación, pero se que te estoy entendiendo, ¿me lograras entender tú?, ¿me lograras amar?, o ¿tendré que dejarte atrás, de nuevo sin dejar rastro, como si jamás hubiera existido?
Un día de pronto le conté, de una canción que me gustaba de niña y me llevo serenata, no cualquier serenata, no una serenata común, y no me enamore, no lo ame, seguía amando la idea que tenia de él de su entorno y de pronto como cualquier otro julio, llovia y llovia como decía la canción, pero yo sentía ese trueno que recorria mi piel, en cada gota que tocaba el suelo y no lo soltaba, es por eso que te entiendo, se lo que es no querer soltar a la persona correcta para no amar.
“hoy corte una flor
y llovia y llovia
Esperando a mi amor
y llovia y llovia
Presurosa la gente
Pasaba, corría
Y desierta quedo
La ciudad pues llovía
Yo me puse a pensar
Tantas cosas bonitas
Como el día en la playa
Cuando te conocía
Como jugaba el viento
Con tu pelo de niña
Ay que suerte, que suerte
Tu mirada y la mía
Cuando llegue mi amor
Le diré tantas cosas
O quizás simplemente
Le regalé una rosa
Porque yo corte una flor
Y llovía y llovía
Esperando a mi amor
Y llovía y llovía
Que me alegra tu canto
Que me alegre tu risa
Que se alegre en silencio
Tu mirada en la mía
Nos iremos charlando por las calles vacías
Nos iremos besando por las calles vacías
Y yo te iré contando
Tantas cosas bonitas
Como el día en la playa
Cuando te conocía
Como jugaba el viento
Con tu pelo de niña
Ay, que suerte, que suerte
Tu mirada y la mía
Cuando llegue mi amor
Le diré tantas cosas
O quizás simplemente
Le regalé una rosa
Porque yo corte una flor
Y llovía y llovía
(hoy corte una flor, leonardo Favio)
Que amor tan inocente, que amor tan feliz, si supiera en ese entonces que volvería sentir truenos, que volvería sentir relámpagos, que quemarían cada parte de mi, no lo dudaría, volvería a llegar a ti, porque al menos así descubriría lo que es amar, por primera vez o por enésima vez.
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