Adiós, amor

Adiós, amor

Blake Runo

30/07/2024

Esta será mi última carta para ti. Hace tiempo que dejé de pensar en ti, pero al caminar por las calles de Miraflores, los recuerdos de nuestras madrugadas se despiertan. Conversábamos hasta el amanecer, y te amé de una manera que no supe hacer con nadie más. El tiempo que compartimos fue maravilloso. Hablábamos sobre nuestros planes después de la escuela, debatimos nuestras diferencias en innumerables situaciones y reflexionaba sobre el futuro que imaginaba contigo. Tu viaje a España cambió todo, desvaneció mi visión de un futuro juntos, y me volví loco y obsesivo tratando de tenerte a mi lado. La ansiedad se apoderaba de mí cuando me acercaba a tus labios, y mi corazón se acelera cada vez que nos mirábamos en silencio. Solías decirme que deberíamos centrarnos en el presente, que el futuro podía esperar, las circunstancias de la vida podrían cambiar sin que interfiriera éramos. Tu perspectiva me hizo más consciente de vivir el momento contigo. Nuestras llamadas interminables continuaron incluso después de vernos. Es verdad lo que dicen mis amigos: no puedo dejar de pensar y hablar de ti. Tienen razón; debo dejar atrás el pasado. Mi egoísmo nos separó, y, aun así, pasó por los lugares donde solíamos caminar de madrugada. A veces, espero verte por un instante y sentir el nerviosismo del primer beso que compartimos, un beso repleto de inquietud. Ese beso marcó el comienzo de nuestro amor y también mi temor a contar nuestra historia. Mi madre nunca supo de nosotros, y nunca le conté porque sabía que te irías de mi lado. El futuro tan soñador se convirtió en una fantasía no realizada, y no lloré por ti. No sé si reprimí mis emociones o si fui distante contigo. Experimentamos altibajos en nuestra relación, noches en las que visitaba tu casa y hacíamos el amor no solo para satisfacer nuestros deseos, sino por la pasión que compartimos. Los besos, el sudor y los abrazos después de alcanzar el éxtasis fortalecieron en mi de no perderte. Un día, me arrodillé ante ti y te entregué un anillo que solo viste en tu dedo. Nuestro tiempo juntos fue efímero. Recuerdo noches en las que compartimos pensamientos íntimos y conversaciones tontas sobre el futuro. Sé que te lastimé, y tal vez esa sea la razón por la que a veces me tratas con desprecio, especialmente cuando tus lágrimas eran profundas. Lo siento, amor. Todavía conservo las cartas que escribiste, tan hermosas como la primera vez que te vi. No estoy seguro de si puedo dejar atrás todo mi pasado. Tu risa burlona cuando me confundía al hablar o cuando compartía historias de mi infancia, es algo que siempre recordaré. También compartí historias sobre mi madre y lloré frente a ti. Aprendí que nunca la dejaría sola, porque sin ella no sería la persona que enfrentó tus ojos achinados, sintiéndome seguro y convencido de mis ideas. No puedo evitar pensar en ti, especialmente desde que te vi por última vez en un sábado como este. Si tan solo hubiera sabido que sería la última vez que nos veríamos. Te vi en mi cuarto, te acaricié el cabello y te abracé fuerte. Ambos reímos, recordando por qué lo hice. ‘Habrá más momentos como este, amor. No me iré por un buen tiempo’, dijiste. Parece que, cuanto menos nos preocupamos por un posible alejamiento, más rápido llega. Te fuiste sin previo aviso, sin comentarios, sin una palabra en tu cumpleaños. Te lo dije en un mensaje, y eso fue todo. Es difícil dejar todo atrás, reiniciar mi vida sin tu amor. La dependencia emocional que construí fue culpa mía. La despedida fue dolorosa, y tu huella en mi mente es imborrable. No moriré de amor, pero sí lloraré. Esto es lo último que escribiré para ti. Me pregunto si aún cruzó por tu mente o si alguna vez consideras las propuestas que mencioné. Ahora estoy en paz, pero siempre te recordaré.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS