El Absurdo (fragmento)

El Absurdo (fragmento)

Elifas Sator

28/07/2024

Parte 4 El Absurdo

           Un día normal para ser sábado; húmedo, caluroso y aburrido; escribo algunas líneas para continuar con el ejercicio de la narrativa; casi siempre tres páginas y cuando siento motivación son cuatro. No está mal: al cabo de un mes ya tienes unas noventa páginas del borrador. En tres meses de ciento ochenta a doscientas páginas. Del total podemos reducirle a ciento cincuenta quitando lo innecesario y en el siguiente mes compensar lo faltante. Claro, hay días sin producir contenido de calidad; solo pensamientos absurdos; pero seamos sinceros, comenzar con lo absurdo abre posibilidades más allá de lo que pueda conciliarse. El absurdismo es el primer paso al proceso creativo. Sin lo absurdo no hay desarrollo.             

           Las páginas absurdas son tan importantes como el contenido de calidad; son expresiones de una sola línea de experiencia; no puede existir una sin la otra; ambas se complementan. ¿Qué sería de la vida sin lo absurdo? Todo sería aburrido y nefasto; vivir siempre en la virtud haría de esta, inútil. La búsqueda de la virtud viene a través del recorrido de la senda del absurdismo. Apreciar lo bello en lo grotesco; palpar el aroma del café negro tostado por la mañana; escuchar el trino de las aves en días complicados; desayunar bajo la luz del faro solar mientras todo es sin sentido; esperar el autobús en la sombra de una palmera para llegar a casa; conducir ebrio sin que la policía te detenga; bailar libremente en media calle mientras el tumulto te observa. El absurdo es necesario para vivir. Un poco de mal y aburrimiento hacen tan bien como el bien mismo; escribir en la calle y escuchar «¡sácalo, padrino!»; cabalgar en las ideas nupciales de la mente; abrillantar tus ojos con una conmovedora canción; deambular por la noche hacia el refrigerador; sustituir las rutinas por una tarde de hedonismo; leer un libro y dejarlo a la mitad; comprar más libros y no leerlos; anidar en el polvo del destino mientras sufres de hipocondría. Nada es más de lo que me doy. Y, los árboles, lo saben: sus aves lo presienten; los gatos lo observan; los buitres lo devoran; mi alma se anticipa. Nada tiene sentido; todo funge en relación a tus experiencias; alcohólicos merolicos que te confrontan y piden dinero; taqueros agresivos; religiosos imponiendo sus creencias en cada esquina; políticos cumpliendo sus promesas; el absurdo es a nuestra vida lo que el oxígeno a nuestros pulmones y neuronas. No podemos vivir sin él. Vivir para morir: el absurdo más importante de la historia. Nada más importa.

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