Recurro a escribir porque hoy, una vez más,
pensé en ti.
Recurro a la escritura de mis sentimientos
para no olvidar cómo me hacías sentir.
Aún siento tus besos y caricias en mi piel,
aún siento cómo tu amor se lo lleva el viento.
Y aunque quizás con otro ahora estés riendo,
me sigo aferrando a tu vivo recuerdo.

Espero que algún día regreses por mí, amor.
Espero que algún día entiendas
todo lo que hice por curar tu corazón.
Tú, una pequeña niña dañada y confundida
que no creía en el amor,
y yo, un ingenuo que no conocía su significado.
Estaba dispuesto a darlo todo por ti,
sin pensar en hacer lo mismo por mí.

De mí, te llevas el saber
que debemos darnos la oportunidad de amar.
De ti, me llevo que el amor propio es fundamental.
Ahora busco sanar mi alma,
porque es lo más importante que tengo.
Sanar mi mente para vivir más contento,
aunque siempre estaré incompleto,
pues me faltarán tus caricias y tus dulces besos.

Sueño todas las noches con tu silueta
y, aunque mi vida es algo inquieta,
aún quiero sentir tu belleza.
Acostada en mi pecho, quiero que sientas lo que siento
y que este fuego no se apague, por favor.
Pero ya está amaneciendo, debo despertar,
aunque no quiero.
Cierro los ojos para seguir en ese sueño,
pero ya se perdió entre mis recuerdos.
La cama se pone dura, me cuesta levantarme
y, a veces, mantener la postura.

Sin embargo, la vida sigue su curso,
y yo debo seguir adelante.
Aunque siempre llevaré tu recuerdo conmigo,
ahora sé que mi felicidad depende de mí.
Con cada amanecer, me levanto un poco más fuerte,
un poco más sabio, y aunque te extraño,
sé que el tiempo curará las heridas.
Aprendo a vivir sin ti,
agradecido por lo que vivimos
y con la esperanza de que ambos
encontremos la paz y la felicidad que merecemos.
Y así, con cada nuevo día,
me encuentro un paso más cerca de sanar completamente.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS