Aquello que extrañas se ha desvanecido,
transformado en el espejismo de tu recuerdo,
como gotas que se evaporan en el ardiente asfalto,
como aquel juguete predilecto
que se deslizó silenciosamente fuera de tu memoria.
Olvidado, sustituido, idealizado—
quizá lo reemplazó algo superior,
o tal vez ya no resuenas con su antiguo compás.
Buscas incansable los rastros de lo que fue,
pero sólo hallas el vacío, el resonar del silencio,
la palpable ausencia de lo que se esfumó.
Era una ilusión, un dulce recuerdo
que te permitió existir,
persistir, ser…
Te aferraste a su cálida promesa,
a su fugaz eternidad,
como un faro en la densa niebla,
un refugio en medio de la tempestad.
Sin embargo, el tiempo, en su marcha implacable,
ha borrado sus líneas en el horizonte,
dejándote solo con el eco de un suspiro
y la inquebrantable certeza de su partida.
En la nostalgia ahora encuentras un refugio endeble,
un santuario de memorias que te envuelve,
sabiendo que el retorno es imposible,
pues lo que añoras, simplemente, ya no es.
Aunque se haya esfumado,
algo de su esencia aún perdura,
su marca no fue tan fugaz,
y con ese eco, continúas tus días.
@Dcadenciarota
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