Incoloro e insípido 
Vi a un niño subiéndose al asiento del conductor de un camión apagado. Él estaba feliz. Sinceramente, yo no lo estaría. ¿Será que los niños exigen menos para ser felices? ¿Será que yo soy un amargado? ¿Será que su inocencia le permite disfrutar más las cosas? ¿O será que el tiempo sumó cansancio, dolor y amargura, haciendo que desde mis ojos sufridos vea todo más opaco, sienta que mi mente se nubló y que el mundo se destiñó?
club de escritura Fundación Escritura(s)-Fuentetaja
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