Mediocridad y Soledad : Una Reseña Literaria de «Tristes querellas en la vieja quinta».

Mediocridad y Soledad : Una Reseña Literaria de «Tristes querellas en la vieja quinta».

Omar Luna

11/07/2024

«Tristes querellas en la vieja quinta» es un cuento perteneciente al libro Silvio en El Rosedal, el cual forma parte del tercer tomo de La palabra del mudo, publicado en 1977. Fue escrito por Julio Ramon Ribeyro, nacido el 31 de agosto de 1929 en el distrito de Santa Beatriz. Se considera un clásico de la literatura peruana debido a su enfoque y jerga coloquial. La obra transcurre en una quinta en Miraflores, donde se representa la mediocridad y la soledad de sus habitantes.

El cuento gira en torno a la mediocridad de los protagonistas, dónde un amargado Memo, quien ha vivido en soledad durante mucho tiempo, se ve perturbado con la llegada de Doña Pancha. Así se crea una rivalidad por el choque cultural que existe entre ambos. En el transcurso de la obra, las acciones se tornan cada vez más agresivas; ambos aprovechan la mínima oportunidad para perjudicar al otro. Toda la narración muestra el odio que se tienen mutuamente, pero, en un cambio fatal de la historia, nos hace cuestionar la genuinidad de ese sentimiento.

En Tristes querellas en la vieja quinta, Ribeyro presenta a personajes que reflejan un humor vulgar y directo. La facilidad de lectura que otorga este tipo de lenguaje, resulta altamente atractiva tanto para lectores experimentados como casuales. A través de diálogos y acciones, se aborda el tema de la mediocridad, así como se puede ver en el siguiente párrafo.

Primero fue el ruido de un caño abierto, luego un canturreo, después un abrir y cerrar de cajones, lo que le revelaron que había alguien en la pieza vecina, esa  pieza desocupada cuyo silencio era uno de los fundamentos de su tranquilidad. Ese día había estado ausente durante muchas horas y bien podía entretanto haberse producido, sin que él lo presenciara, alguna mudanza en la quinta. Para comprobarlo salió al balcón que corría delante de los departamentos, justo en el momento en que una señora gorda, casi enana cutis oscuro, asomaba con un pañuelo amarrado en la cabeza y una jaula vacía en la mano. Le bastó verla para dar media vuelta y entrar nuevamente a su casa tirando la puerta, al mismo tiempo que ella lo imitaba. Apenas habían tenido tiempo para mirarse a los ojos, pero les había bastado ese fragmento de segundo para reconocerse, identificarse y odiarse. (Ribeyro,1977, párrafo 6)

En el texto anterior se manifiesta que Memo se perturba por los ruidos continuos que suceden en la habitación del costado, esto le genera preocupación e incomodidad al pensar que alguien está habitándola. Para resolver las dudas, se asoma al balcón y, para su sorpresa, visualiza a una anciana. Después de un vistazo rápido y de retornar a su habitación, desarrolla un sentimiento de odio hacia ella por el desequilibrio de su paz. Esta actitud, la de Memo, es completamente infantil e inmadura. No puede ser que, ante una incomodidad, la primera reacción sea el odio. Si en lugar de eso, hubiera buscado el diálogo, posiblemente habría llegado a un acuerdo con Doña Pancha y muchos de los problemas mostrados en el cuento no habrían sucedido. Además, sí dos personas están solas y carecen de suficientes alegrías para llevar una vida tranquila y estable, ¿no sería mejor cultivar una amistad en lugar de una enemistad que recientemente surgió entre Memo y Doña Pancha?

En la quinta, donde se ambienta la historia, los malentendidos escalan rápidamente hasta convertirse en conflictos abiertos y difamatorios. Un ejemplo de ello es la reacción de Doña Pancha en contra de Memo. Después, de que esta se percate de las visitas de una joven trabajadora a la casa de Memo, rápidamente lanza difamaciones públicas, lo cual produce un enfrentamiento que se escucha en toda la quinta. Doña Pancha no se percató al comienzo de esta novedad. Pero a la tercera semana, al ver entrar a una mujer sola en casa de su vecino y permanecer allí largo rato, concibió un montaje obsceno, se sintió vicariamente ultrajada en su virtud y puso el grito en el cielo:

“¡Véanlo pues al inocentón! Tiene su barragana. A la vejez viruelas. ¡Trae mujeres a su cuarto!“¡Silencio, boca de desagüe!». «No me callaré. Si quiere hacer cochinadas, hágalas en la calle. Pero aquí no. Éste es un lugar decente”. “¡Zamba grosera, chitón!”.“¡Es el baldón de la quinta!”, añadió doña Pancha y, no contenta con vociferar en su cuarto, salió al balcón justo cuando la muchacha se retiraba. “¡No vuelvas donde ese viejo, es un corrompido! Ya verás, te vas a hundir en el fango”. La muchacha, sin entender bien, se alejó haciéndole reverencias, mientras Memo, que había salido a la puerta de su casa, se enfrentó por primera vez directamente con su vecina: «¡Es mi lavandera, vieja mal pensada! Tiene usted el alma tan sucia como su boca. ¡Cuídese del demonio!”. Ambos levantaron la voz a tal extremo que apenas se escuchaban (Ribeyro, 1977, párrafo 25).

Como se muestra, el texto refleja el oportunismo de Doña Pancha al difamar a su rival . Su intención era hacer quedar a Memo como un «viejo verde», gritando y acusando falsamente a todo el barrio que Memo está cortejando y corrompiendo a la joven. Él, con justa razón, la insulta, a lo que ella responde de igual manera. La acción producida es totalmente lamentable; el conflicto entre ambos perjudica a una persona inocente, la señorita trabajadora. Esto nos hace cuestionarnos lo siguiente: ¿Está justificada la situación de incomodidad provocada hacia la joven que simplemente realizaba su trabajo? Lo mostrado, es totalmente perjudicial para la joven, ya que posiblemente pierda su trabajo con Memo y también futuros trabajos en la quinta.

En la quinta, Memo demostró mediocridad durante toda la historia. En ningún momento se mencionó o especificó que este haya tenido acciones amistosas con las personas de su entorno. Además, con la llegada de Doña Pancha, esta característica sale a relucir. Otro punto a destacar, es la dependencia entre ambos que surgió de la rivalidad generada. Esto llevó a Memo a buscar a Doña Pancha, ya que se sentía incómodo al no tener problemas con ella, por ello, husmeo en la casa rival y está al darse cuenta, provoca una discusión.

Saliendo al balcón observó al loro que yacía acurrucado en un rincón de su jaula encamada y, lo que nunca hacía, se atrevió a acercarse a la ventana de su vecina. Apenas vio su reflejo en los cristales dio un respingo. “Viejo idiota, qué hace allí espiándome?». «No estoy espiando a nadie. Ya le he dicho que el balcón es de todos los inquilinos». «Ya que tiene usted dos patas, vaya a la botica y tráigame una aspirina». «A la última persona que le haré un favor será a usted. Reviente, zamba sucia». «No es un favor, pedazo de malcriado, es una orden. Si no me hace caso va a caer sobre usted la maldición de Dios”. “Esas maldiciones me importan un comino. Búsquese una sirvienta”. (Ribeyro,1977, párrafo 55)

Memo, en un acto desesperado por conocer el estado de la persona con la que peleaba diariamente, invade la privacidad de Doña Pancha. Ella, al darse cuenta de la acción, pega un grito y él, al sentirse señalado, inventa una excusa para despistarla. Al instante, Doña Pancha, quien se encuentra delicada de salud, deja atrás su ego y odio, y le solicita ayuda para la compra de unos medicamentos. Memo, ante el inesperado pedido, realiza el acto egoísta de rechazar la ayuda. Esta acción provoca el enojo de Doña Pancha quien le hizo saber que le irá mal. Por ello, nos planteamos una situación donde los papeles se invierten, y ahora sea Memo el que esté enfermo, este necesitará la ayuda de los demás, pero las acciones actuales no parecen contribuir a que esto suceda. ¿Es posible que las actitudes y acciones de Memo dificulten que reciba una posible ayuda que pueda necesitar en el futuro?

En mi opinión, Doña Pancha dio el gran paso de dejar atrás el ego y pedir ayuda, reflejando la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba. Sin embargo, la actitud de Memo, marcada por el odio hacia ella, impidió cualquier gesto de solidaridad y posible avance de la enemistad a la amistad. Esta acción es lamentable y roza lo patético, no se puede ser tan indiferente frente a una situación como la mostrada. Memo debe superar sus resentimientos, ya que, independientemente de las diferencias y conflictos pasados, debe primar la solidaridad hacia el prójimo, en este caso, hacia Doña Pancha.

“Tristes querellas de la vieja quinta” es un relato, rico en descripciones, situaciones coloquiales y escenarios realistas. Dentro del vasto repertorio de Ribeyro, este escrito resalta y es promocionado como un clásico dentro de su producción literaria. Al momento de ser distribuida, la obra contó inmediatamente con una recepción positiva por parte de los lectores, ya que aborda un tema con el que muchos identifican y sufren: la soledad. 

“Ya lo decía —masculló—, tenías que reventar así. ¿Y ahora qué hago contigo?» «¡Aún muerta tienes que seguir fregando! Dura como loza te has quedado, negra malcriada”. Su gato había aprovechado para entrar a husmear ese lugar no hollado y olía la mano de doña Pancha. “¡Fuera de aquí, bestia carachosa!”, gritó Memo y como nunca le encajó un puntapié en las costillas. Con una rápida mirada escrutó la pieza y notó el desorden que deja una persona que bruscamente se ausenta: cajones abiertos, ropa tirada en las sillas, platos. sucios en la cocina. Saliendo del cuarto fue a su casa, se puso su pijama, probó un poco de caldo y se metió a la cama. Pero le fue imposible conciliar el sueño. Cerca de medianoche se vistió y se dirigió a la comisaría del parque para dar cuenta de lo sucedido. (Ribeyro,1977, párrafo 62)

Posteriormente, la muerte de su enemiga, por así decirlo, le trajo un sentimiento de extrañeza; no sabía cómo sentirse. Memo, después de horas de meditarlo, se acercó a la comisaría más cercana para dar aviso sobre la defunción de Doña Pancha. En toda la obra, Memo y Doña Pancha profesan odio mutuo. Desde el principio, reflejaron la incomodidad y rechazo que sentían el uno al otro. Sin embargo, cuando Doña Pancha falleció, Memo no sintió felicidad; pareció sentir pena. ¿Realmente se odiaban ambos, o simplemente fue resultado de la falta de diálogo y los prejuicios generados?

El sentimiento mostrado por Memo al observar a su rival muerta es muy humano y comprensible. En él se desencadena una mezcla de sentimientos que van desde la frustración, incomodidad y molestia, y que terminan con la resignación. La forma en que Memo muestra respeto por Doña Pancha al apartar al gato del cuerpo y avisar a las autoridades es un acto digno de aplaudir, pues dejó de lado el odio y dio paso a la empatía.

“Tristes querellas en la vieja quinta” es una obra que nos invita a reflexionar sobre la percepción individual de la realidad. Julio Ramon Ribeyro critica sutilmente la convivencia contemporánea, abordando temas como la soledad y la mediocridad que impregnan el relato. A través de estrategias literarias hábiles, Ribeyro nos ofrece una enseñanza al final, revelando que los conflictos de la obra surgen de malentendidos evitables. A pesar del paso del tiempo, la obra conserva su frescura y la esencia del autor, ofreciendo una crítica directa sobre la interacción social.

En resumen, “Tristes Querellas en la vieja quinta” de Julio Ramon Ribeyro es un cuento con un mensaje crudo que refleja la situación de muchas personas. Además, sus diálogos tan coloquiales captan la atención de los lectores, quienes se sienten familiarizados. Además, el cuento se vuelve reflexivo, transmitiendo un mensaje duradero para todos sus lectores. Nos recuerda que la falta de convivencia con otras personas nos lleva a una vida llena de soledad y mediocridad, forjando una vida sin sentido, sin objetivos, sin sueños ni metas y quedándonos atrapados en una zona de confort de la cual es muy difícil salir.

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