«EL HABLADOR» de Mario Vargas LLosa

«EL HABLADOR» de Mario Vargas LLosa

La Importancia del Hablador en la Cultura Machiguenga

Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más destacados de la literatura latinoamericana contemporánea, nació en Arequipa, Perú, en 1936. A lo largo de su prolífica carrera, ha explorado una variedad de géneros y temas, ganando reconocimiento internacional y numerosos premios literarios, incluido el Premio Nobel de Literatura en 2010. Sus obras abarcan desde novelas históricas y políticas hasta ensayos y obras de teatro, mostrando su versatilidad y profundidad como escritor. Algunas de sus obras más conocidas, como “La ciudad y los perros” y “Conversación en La Catedral”, han dejado una marca indeleble en la literatura mundial,

El hablador, publicada en 1987, es una de las novelas más intrigantes de Vargas Llosa. La obra refleja su fascinación por las culturas indígenas de Perú y su preocupación por la amenaza que la modernización representa para estas comunidades. La inspiración para escribir esta novela surgió de los estudios de Saul Zuratas sobre las tribus amazónicas y sus encuentros con los machiguengas, una de las pocas tribus nómadas de la región. A través de sus investigaciones y viajes, el autor quedó profundamente impresionado por la riqueza cultural y las tradiciones orales de estos pueblos, así como por los desafíos que enfrentan en un mundo cada vez más globalizado.

Esta novela cuenta la historia de Saul Zuratas un joven estudiante de literatura que se dé embarca de una expedición a la selva amazónica en busca de una tribu desconocida, los machiguengas, esta obra fue bien recibida por la crítica y el público consolidando la reputación de Vargas Llosa como uno de los principales exponentes de la litera latinoamericana contemporánea así mismo se deducía, Es importante destacar que El hablador tiene ciertas características asociadas con la historia etnográfica.

El hablador de Mario Vargas Llosa es una novela sobre la vida de Saúl Zuratas, un hombre conocido por su gran marca de nacimiento en el rostro y su transformación en el
orador de la tribu Machiguenga del Amazonas. La historia se desarrolla en dos elementos principales. El primero presenta a un escritor peruano que vive en Florencia, Italia, y el segundo se centra en las historias y tradiciones de los Machiguenga.

Mientras visita una galería en Florencia, el narrador se topa con una exposición fotográfica sobre la Amazonía peruana. Estas fotos le recuerdan su recuerdos y anécdotas en Perú, especialmente los de su amigo de la universidad, Saúl Zuratas. Todo el mundo lo llama «Mascarita» por su gran marca de nacimiento. Saúl es un personaje encantador y carismático que está profundamente atraído por la cultura indígena del Perú, particularmente el pueblo Machiguenga que vive en lo profundo de la selva amazónica.

Cuando estaba en la escuela, Saul profundizó en la antropología y desarrolló una fuerte pasión por Machiguenga. Fascinado por este atractivo, abandonó la vida citadina de Lima y se dirigió al Amazonas a vivir entre los Machiguenga. Con el tiempo, Saúl se convierte en un orador, una figura importante de la tribu cuyo trabajo es preservar y transmitir oralmente historias y tradiciones culturales. Este papel no sólo le da un nuevo significado, sino que también le ayuda a encontrar una nueva identidad y fusionar su vida con la tribu.

La historia alterna entre los recuerdos del narrador de Italia y las experiencias de Saúl en la jungla, Saúl proporciona una visión profunda de la vida, las creencias y las costumbres de los Machiguenga, mostrando cómo estas historias no sólo mantienen viva una cultura, sino que también fortalecen la identidad de una comunidad.

Esta novela destaca el contraste entre la modernidad y la cultura indígena. Examina cómo estas comunidades luchan por mantener sus tradiciones frente a influencias y limitaciones externas. Al hacerse cargo de la vida del pueblo Machiguenga, Saúl muestra la posibilidad de vivir entre dos mundos. Sin embargo, esta decisión no llega sin un gran sacrificio personal, ya que supone dejar atrás la antigua vida y adaptarse plenamente a una nueva cultura. Al final de la novela, el narrador reflexiona sobre las elecciones de vida de Saúl y el impacto que su transformación ha tenido en la comunidad Machiguenga. La decisión de Saúl de convertirse en orador no sólo preserva las historias y tradiciones machiguenga, sino que también enfatiza la importancia de la memoria cultural para la supervivencia de la comunidad. Vargas Llosa, M. (1987) (p4)

Fue por ello esta revolución interna vivida por las Mascaritas y su estrecha vinculación con las Machiguengas lo que hizo que Mario Vargas Llosa se interesara por leer y comprender las características, tradiciones y orígenes de esta cultura. Interés continuo por la presencia de interlocutores cuyo trabajo es muy noble para preservar las raíces originales en la memoria de los actuales miembros de la sociedad, amenazada en los primeros años por los incas, luego los españoles y finalmente el Estado-nación y su influencia. sobre los recursos se ven amenazados por diversas ambiciones. Con la ayuda de este libro, los lectores podrán comprender la rica y compleja cosmovisión, las leyendas y los mitos del pueblo de Machiguengas. Mario Vargas Llosa se sumerge en la investigación científica para describir en detalle el estilo del Amazonas. Mario Vargas Llosa (1957) (p54)

Una de las temáticas más intrigantes de El hablador es el papel fundamental de la narración oral en la preservación de la cultura y la identidad de una comunidad. En la tribu machiguenga, el hablador no es simplemente un narrador de cuentos, sino el protector de la memoria histórica y cultural de su pueblo. Esta tradición oral, transmitida de generación en generación, es esencial para la supervivencia cultural de la tribu. En un mundo dominado por la escritura y los medios digitales, Vargas Llosa nos recuerda el poder único de la narración oral. Estas historias no solo vinculan a los individuos con su pasado, sino que también les proporcionan un sentido de identidad y pertenencia. Saúl Zuratas, al asumir el rol de hablador, se compromete a mantener viva la historia y las tradiciones de los machiguengas, destacando la vulnerabilidad de las culturas indígenas frente a la modernización y la necesidad de proteger estas valiosas tradiciones que enriquecen la diversidad cultural.

Otra idea esencial en la novela es el conflicto entre la modernidad y las tradiciones ancestrales. Vargas Llosa plantea un dilema ético a través de la expansión de la civilización occidental y su impacto en las comunidades indígenas. La modernización trae consigo avances y beneficios, pero también puede erosionar culturas ancestrales. Los machiguengas, como muchas otras tribus indígenas, enfrentan la amenaza de perder su identidad debido a la imposición de valores y estilos de vida occidentales. Saúl Zuratas, al convertirse en hablador, representa una forma de resistencia frente a esta amenaza. Su transformación simboliza la lucha por preservar una forma de vida que está desapareciendo bajo la presión de la modernización. La novela nos invita a reflexionar sobre las consecuencias de este choque de civilizaciones y plantea preguntas sobre el verdadero significado del progreso. ¿Es el avance tecnológico y económico siempre beneficioso, o hay valores y formas de vida que merecen ser preservados, incluso si no encajan en el paradigma de la modernidad? Vargas Llosa, M. (1987) (p96)

La disparidad existente entre la modernidad y la tradición se manifiesta en la relación de Saúl con su cónyuge, Ángela representa la modernidad y la cultura occidental, y su relación con Saúl se ve afectada debido a su inmersión en la cultura machiguenga. Saúl se siente atraído por la libertad y la simplicidad de la existencia en la selva, sin embargo, también se siente culpable por abandonar su existencia previa y su relación con Ángela.

Así mismo nos damos cuenta de que Saúl Zuratas es uno de los pocos habladores en la cultura machiguenga cuando la pareja Schneil (etnólogos norteamericanos, a quienes Mario Vargas Llosa conoce durante su primer viaje a la Amazonía) le cuentan sobre el hablador que pudieron ver (comentan que tenía un gran lunar en el rostro y varios rasgos caucásicos como el cabello). Mario Vargas Llosa se pregunta si el hablador que habían visto era Saúl Zuratas, pero su incertidumbre se vuelve más evidente cuando se le informa de que su amigo no había ido a Israel, tal como había expresado a su profesor José Matos Mar.
Vargas Llosa presta mucha atención a la existencia de los oradores y los recuerda constantemente, ya que sus historias siempre vuelven a su memoria llenas de motivaciones. Excitaba mi imaginación y mis anhelos como una joven hermosa”. Y esto se debe a que «son una prueba palpable de que contar historias puede ser algo más que una mera diversión Algo fundamental, algo de lo que depende la supervivencia de un pueblo. Esto Nos produce el contar historias, sueños o invenciones de la imaginación algo más que simplemente contar para que pase el tiempo, Detrás de cada historia, cuento, hay algo más significante e importante en el mundo.

El Hablador
es una reflexión acerca de la relevancia de la tradición y la cultura ancestral en un mundo cada vez más globalizado y homogéneo. Según Vargas Llosa, la modernidad y la tradición pueden convivir y enriquecerse mutuamente, pero también cómo el conflicto entre estos dos mundos puede ser doloroso y difícil de reconciliar.

Por otra parte, también aborda la búsqueda de identidad y pertenencia. A lo largo de la novela, Saúl Zuratas lucha con su identidad y su lugar en el mundo. Su marca de nacimiento lo diferencia en la sociedad limeña, llevándolo a buscar un sentido de pertenencia en la cultura machiguenga. Esta búsqueda de identidad es un tema universal que resuena con cualquiera que haya sentido la necesidad de encontrar su lugar en el mundo. La decisión de Saúl de convertirse en hablador es tanto un acto de autoafirmación como de aceptación. A través de esta transformación, él encuentra un propósito y una comunidad en la que es valorado. La novela sugiere que la identidad no es algo fijo, sino que puede ser moldeada y redefinida a través de nuestras experiencias y decisiones. Vargas Llosa nos muestra que, aunque podemos nacer en un contexto determinado, nuestras elecciones y acciones pueden llevarnos a encontrar un sentido de pertenencia en lugares y culturas inesperadas. En conclusión, es una obra compleja y profunda que invita a la reflexión sobre nuestra relación con la tradición y la modernidad en el ámbito actual.

Esta obra de Mario Vargas Llosa nos invita a reflexionar sobre la importancia de las narraciones orales no solo como un medio de entretenimiento, sino como una herramienta vital para la transmisión de la historia y la identidad de un pueblo, aborda temas esenciales como la identidad cultural, la resistencia a la modernización y la transformación personal a través de la figura del hablador en la tribu machiguenga. A lo largo de su obra, se recapitulan las ideas sobre la preservación de las tradiciones orales y la influencia de la civilización occidental en las culturas indígenas, ejemplificadas en la evolución de Saúl Zuratas. La novela nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener vivas las narraciones y costumbres ancestrales, subrayando el valor de la diversidad cultural. En resumen, El hablador se presenta como una obra valiosa que no solo narra una historia fascinante, sino que también ofrece una profunda apreciación por las culturas indígenas y su lucha por sobrevivir en un mundo moderno. Vargas Llosa, con su prosa precisa y evocadora, nos recuerda la importancia de proteger y valorar las tradiciones culturales que enriquecen nuestra comprensión de la humanidad y nuestra conexión con el pasado. Vargas Llosa, M. (1987) (p39)

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS