La Mejor Manera

La Mejor Manera

Elifas Sator

26/06/2024

La mejor manera de no echar de menos algo es olvidarlo.

Frédéric Beigbeder

Esta frase resuena en mi cabeza, la comprendo y la olvido a la par. Todo toma sentido y a veces, la comprensión, deja de deambular por las noches. ¡¿Qué más da si la comprendo?! No importa. El único hecho es que me agradó la apariencia de ella. Gran frase del momento. Para bien o para mal.

La soledad del vivir me ha impulsado a reflexionar en cada situación y en cada pequeña frase leída. Ahora, me cuesta terminar un libro. Leer una página y reflexionar 3 días; escuchar una buena canción y escribir 3 días; caminar por 20 minutos y escribir 3 días sobre ello. No se si es bueno o malo, pero es lo que es: bueno y malo.

Olvidar las cosas por el simple hecho de hacerlo me cuesta trabajo. No creo que sea una buena solución a los problemas, sin embargo, de alguna manera, a Beigbeder, le ha funcionado.

Hoy, fueron pocas palabras sobre esta frase.

Me siento un poco perdido respecto al rumbo que estoy tomando y no soy capaz de comprenderlo. Aun así, sigo escribiendo y ver hasta donde me llevará la profundidad de la búsqueda en el océano de luz insondable, donde las infinitas ideas deben concentrarse en una sola forma de expresión y así plasmarlas en miles de letras, palabras, frases.

La mejor manera de no echar de menos algo es olvidarlo. Aun lo pienso. No soy yo. Solo es la frase que simplemente, me ha cautivado.

Quisiera olvidar todo – hasta llegar a olvidarme – y comenzar de nuevo. Así no perdería a mi familia, a mis hijos; mi exesposa Alejandra; a la misma vida que me mantenía en un estado de ignorancia feliz. Donde nada tenía sentido más que compartir y vivir.

Ella, Alejandra – resplandeciente como el Sol – una Venus del amor, la belleza y el sexo. Nadie como ella. Aunque pudo encontrar el amor en otro Sapiens – y lo perdió, ¿o lo dejó ir? – sigo extrañando su delicada forma de hacer el amor. Solo pasión, entrega y homogeneidad del alma.

Por más que intento establecer mi vida con una nueva pareja, nada ha sido igual. Y este es el problema: Querer volver a vivir lo que mis recuerdos evocan. ¿Por qué no puedo crear un nuevo punto de partida?

El pasado, aunque brote en mi mente, ya no es parte de mis experiencias activas en el presente. Solo es añoranza y el rehusarme a dejar el pasado. Apego al placer del ayer. Esclavo del deseo y el recuerdo.

Realmente lo intento; dejar esto atrás. Las heridas se abren mientras más olvido, mientras más ignoro que existieron.

La mejor manera de no echar de menos algo es olvidarlo.

Algo tan simple y poderoso se esconde en esta delicada frase que ha salido del fondo de un corazón roto, desafortunado y nostálgico por volver a ser lo que era antes del desamor efímero y engañoso.

Recrear el pasado en el presente solo atrae consecuencias negativas. No puede haber nada bueno en eso. ¡Se ha ido! ¡Ya pasó! Se esfumó… Nada es igual…

La manera de ver el mundo cambia; arde ante la mirada descontrolada del ser incomprendido y sus leyes básicas del cambio constante que hemos olvidado. ¿Para qué quiero volver a vivir lo que era cuando ya ha pasado? Tal vez, miedo por volver a caer en el inframundo del amor y el infortunio del querer permanecer en el eterno momento de placer. ¡Dicha de quien ha encontrado una nueva vida olvidando lo que no quiere echar de menos! Debo admitir que el pasado, aunque duele – por mis errores – es la mejor lección que me ha llevado a lo que ahora puedo comprender y ser.

La mejor manera de no echar de menos algo es olvidarlo. ¡Cuánta sabiduría de Beigbeder! ¿Cuánto dolor habrá sentido en esa etapa de su vida? Debió ser tanta que, incluso, me ha llegado al alma. Una especie de sincronización ante inmenso dolor espiritual del intento del desapego.

La vida es eso; todo y nada; vivir y olvidar; olvidar y vivir. ¡¿Qué más da?! Es lo que ella es y no pide nada a cambio.

La vida nos da la vida, pero pobres idiotas. Nos negamos a vivirla mientras intentamos permanecer en el pasado recordando lo que no es más, cuando deberíamos olvidar lo que no queremos echar de menos.

El amor, el desconsuelo y el sufrimiento vienen de la mano. Quien ose escapar de esta regla, no vive… vivir para el amor, vivir para el desconsuelo de la ruptura, vivir el sufrimiento de la soledad. Las tres llaves del cambio: Amor, desconsuelo y sufrimiento.

Así que el amor, se resume en ello. Quien atenta cambiarlo, sufrirá las consecuencias de la permanencia.

La mejor manera de no echar de menos algo es olvidarlo.

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