EL ARTE DE HACERSE LA HUEVONA

EL ARTE DE HACERSE LA HUEVONA

Nené

17/06/2024

Deja de Sufrir

En un mundo aún dominado por hombres, nos sería de gran utilidad dominar este arte. ¿Por qué sufrimos tanto? ¿Por qué nos damos tremendas pajas mentales tratando de explicarnos, de respondernos muchas actitudes, egoístas, insensibles y hasta humillantes muchas veces por parte de nuestros maridos, parejas, amantes, convivientes, etc.?

No educaron, primero, para ser obedientes, sumisas, damas, bien portadas, bien vestidas, bien mantenidas, (de hecho, muchas veces nos han comparada con la adquisición de un auto con la frase “está cero kilómetros”). Nos asustaron, con que si éramos demasiado liberales, sobre todo en nuestra sexualidad, no nos querían enserio, apuntándonos “esa chica no es para casarse, es para pasar el rato”; por lo tanto, cuantas veces debimos recular, contenernos y ser difíciles para los caballeros. No reír ni hablar muy fuerte, saber escuchar y no aburrir a los señores con nuestras lateras conversaciones más emocionales.

¿Quién?, no se ha tenido que aguantar lateras conversaciones del hombre, hasta con el mínimo detalle, de su trabajo, de fútbol, o de los temas que a él le interesan, asintiendo con una sonrisa dibujada forzosa, (como al caballero no le interesa si te aburre no logra darse cuenta, porque él no es detallista), mientras en tu mente surgen toda clase de pensamientos, desde que mañana tienes que ir al supermercado, hasta de lo lindo que sería poder alguna vez conversar tus temas y él se mostrara o se hiciera el interesado.

¿Cuántas mujeres han fingido sus orgasmos para dejar al caballero tranquilo?, ya que, el macho logro hacer gozar a su hembra y, no es que le interese tu placer, le interesa ser un semental, ni cuenta se da si estás o no disfrutando, mientras te escuche emitir alaridos más escandalosos, más se le infla el pecho y le da más duro, más rápido, más torpemente lejos de conseguir tu disfrute.

¿Cuántas veces, nos hemos sorprendido infraganti, queriendo enchularnos, para vernos apetecibles, estar vigentes sin siquiera abrir la boca, para ver si este espécimen masculino, le interesa una parte menos obvia de ti? ¿Cuántas veces el término, “que tay rica”, después de varios meses el gimnasio te hizo efecto, te creció el culo, las tetas están más firmes tienes menos grasa abdominal, TE HA PROVOCADO SATISFACCIÓN Y HASTA UNA ESPECIE DE FELICIDAD? Nos decimos a nosotras mismas que es para mí, pero en el fondo la mayoría de las veces la presión social, el entorno, te ha presionado para sucumbir en los objetivos de cánones de belleza hetero normados y te gusta que te creció el culo y que tus tetas están más arriba, más duritas, aunque el individuo tiene la apariencia de una gelatina en constante movimiento, pero él no se siente presionado, no le importa, no necesita demostrar nada con su cuerpo.

¿Cuánta dinero invertimos en tapar, matizar, disimular las canas? porque nos hace ver “más viejas”, hasta algunas bien feministas, tienen el discurso, “es por mi” ¡¡¡falso!!! Es por la presión, hacia nosotras, viejas somos cada vez, menos servibles, atrayentes y vigentes. A ellos las canas “les asientan”, “se ven interesantes”, “les queda bien”. Nosotras nos vemos acabadas, hasta una joven ministra, no aguantó la presión, o le sugirieron, que mejor se hiciera unos reflejos, pa pasar más piola.

¿Cuántas veces, cuando el hogar no funciona bien, nos responsabilizan a nosotras por la falta de algún preciado artículo de mercadería? “llegó tu cuñado y se acabó el café” pero como no hay café, quien no compró el café….” Si hasta los calzoncillos rotos son tu responsabilidad, porque el hombre-niño, se seguirá poniendo los boxer rotos hasta que tú no se los cambies por otros nuevos. (igual es una buena señal de que no te están cagando)

¿Quiénes no han asumido la responsabilidad de velar por la salud física de ese macho recio eyaculador? aconsejando que se abrigue porque va a estar helado y como pretende salir, prácticamente se “cagara de frío”, se resfriará y tendrás doble pega. ¿Cuántas veces has tenido que supervisar la mezcla de colores y tipo de vestimenta que se pone el angelito? Y te hace caso, aunque estaba a punto de salir, se devuelve y se pone lo que le estás pasando.

Esta es típica también, no podría enumera en mi caso y el de muchas amigas, conocidas, que tienes que indicar donde están algo tan simple como los vasos, copas o su adorado “shopero”, dime que no te pasa que el alfa, abre todas las gavetas de la cocina para encontrar un plato, el mantel, los individuales, la copa de sour… ect.

Leyente querida, podría llenar muchas páginas de ejemplos cotidianos de lo predecibles que son estos especímenes que nos tienen subyugadas, que tienen el control del poder económico, social y político. No hay círculo femenino, conversatorio, junta donde no haya existido similitud en estas experiencias, claro están en su zona de confort y poder, pero también eso los hace muy predecibles, siempre vamos un paso más adelante. Cuando un hombre es infiel, la mujer lo intuye, se fija en los detalles, por ejemplo, lo de los calzoncillos, se arregla más se perfuma, trabaja hasta más tarde, no insiste en tener “intimidad” (léase con voz cursi por favor). En cambio, una mujer infiel, puede mantener una relación paralela hasta cuando ella lo decida, él no se dará cuenta si la mujer no quiere, porque eso que muchas veces nos hace sufrir, el ser tan detallista, meticulosas, el ver más allá, eso que muchas veces nos desbasta y nos hace ser infieles, porque no decirlo. También es un gran poder, que la mayoría de las veces no usamos.

Vamos de a poco desgranando el choclo, como decía una abuelita. Podemos ante todo esto afirmar que vamos un paso más adelante, somos más intuitivas, observadoras, inteligentes, somos capaces de crear historias, capaces de hacer lo imposible por cuidar a nuestros hijos, enfrentarnos con quien sea. Entonces, tenemos un poder que no lo usamos en todos nuestros ámbitos, sobre todo en lo que respecta al “amor de pareja”, ahí está nuestro talón de Aquiles, ahí es donde sufrimos y nos debilitamos. Te voy a contar un secreto, pero te pido que no salga de acá que quede entre tú y yo. Tuve una relación paralela más de 4 años, más, tuve la mala idea de ser “honesta” y contarle… bueno es otra historia, de porque la tuve, porqué lo conté y que pasó por hacer eso. Lo importante es que pude sostenerla, hasta que mi talón de Aquiles acusó recibo. Me enamoré, como tenemos metido en la cabeza que el amor es de cierta forma, entregué todo mi poder, vulnerabilidad y seguridad.

Si podemos hacer tantas cosas a la vez, y bien, podemos maternar, trabajar, vernos hermosas, hacer ejercicio, encargarnos de un fin de cosas, ¿por qué en la cadena alimenticia de la sociedad estamos por debajo? ¿Por qué seguimos ganando menos dinero, porqué hay muchos más hombres liderando empresas, están más descansados, porqué terminamos hechas mierdas al final de día, sintiendo la culpa de no rendir bien en todos los campos en los cuales obligatoriamente nos han inculcado que son parte de nuestra responsabilidad? ¿por qué el padre no tiene cresta idea que darle al cabro chico cuando está enfermo, por qué no le pide él la hora al médico lo elige, por qué no es su responsabilidad saber que ropa le queda chica y hay que renovarla, por qué todavía después de muchos movimientos feministas, donde se supone hemos ganado escaños, lugares, aún las mujeres terminamos extenuadas, al final del día; por qué aún tenemos no tenemos derecho a sentirnos mal y quedarnos en cama más de 2 días, por qué cuando estamos con el período debemos darte con todo igual, a pesar del dolor de ovarios, cabeza y tristeza que te trae ese puto estado hormonal que solo las mujeres sabemos cómo se siente.

¿Cuál es la forma más sencilla de lidiar con la incomprensión, falta de empatía, de ayuda de iniciativa varonil? A mi parecer ir contra la corriente, ya que el patriarcado está super bien instalado, tal vez, no es para todas, tal vez, es para un grupo más reducido, que se les hace más fácil, por privilegios económicos, formar de vida, de responsabilidades, etc.. Pero los dones que he compartido no tienen color ni condición social, es de la mujer, lo que pasa es que en este proceso de exigencias ni los vemos.

Seguimos desgranando el Choclo: Entonces, con toda esta suspicacia femenina, que podemos hacer para no estar tan cansada, para no sufrir tanto en estas cosas del amor, (porque de que nos enseñaron a sufrir por él, nos enseñaron, tal vez, no tuvimos una clase en el colegio de “como sufrir por tu hombre”, pero estuvimos y estamos aún rodeadas de esa forma de vida.

Ya, me voy a quedar un poco en este punto, que es muy ejemplificador y seguimos luego con la posible solución a nuestro sufrimiento heredado, como una herencia maldita.

Mi madre siempre estaba pendiente de qué hacía o no hacía mi padre, si miraba a otra mujer, si llegaba a la casa a cierta hora, su vida giraba en torno a ese hombre, de chiquita vi eso, además me hacía parte de esa vigilancia, para ver que, si guiñaba un ojo coqueto por ahí, yo debía informar, como un soldado a su general. (Si, sé que esa es una vulneración a los derechos de la niña, porque creen que tengo tantos traumas).

Muchas crecimos y aprendimos rodeada de ejemplos de relaciones asimétricas, donde el núcleo de la piedra angular de la familia, de las relaciones era “ÉL”, era tal el ruido que hacía ese personaje, que no permitía oír la voz interior de las mujeres, que si la hubiesen oído, la historia bien distinta se habría tejido. En busca de ese amor relatado y mostrado de generación en generación nos perdimos de nosotras mismas, luchando hoy por encontrarnos de verdad y junto con ello re significar lo que es el amar a un otro, donde exista un mundo donde amar no signifique sacrificio, anulación, desdén, falta de autoestima y sobre todo sufrimiento.

Creo que aún estamos lejos de romper estos patrones, falta mucho, lo veo en mujeres modernas, “empoderadas”, profesionales, independientes; donde prima el estilo del varón, como él quiere llevar la relación, fingimos muchas veces que no queremos una relación exclusiva, que no queremos estabilidad, hasta que él rompe el silencio en ese tema. Seguimos esperando que nos digan primero te amo, no parecer desesperadas si expresamos nuestros sentimientos, no parecer débiles si expresamos nuestros miedos, seguimos callando lo que nos molesta, etc.. Porque en general, aún tenemos más que perder, porque para eso nos acobardamos. Las mujeres todas son heroínas de sus propias historias. Solamente basta que te pongas a conversar con cualquier mujer y te prometo que tendrá un relato impresionante de cosas que ha superado, pero ella misma no lo ve, siempre sentimos que no damos el ancho, que no le hemos hecho bien, que no fuimos valiente, ahora si eso, lo llevamos a la maternidad la sensación es mucho peor. Lo digo también por mí y por todas mis compañeras, la inseguridad que nos ha regalado esta educación y sistema de corte patriarcal ha facilitado nuestra debilidad infundada y el poderío masculino, también infundado.

Bueno, retomando, para un gran puñado de mujeres ¿cuál podría ser una manera de hacer más llevadera esta desigualdad? (podría usar términos, como fingir, hacer como, mentir, falsear, otorgar; pero, prefiero y me gusta más el “hacerse la huevona”, es como un poco chistoso, entonces no es tan denso, ni tan grave. “HAZTE LA WEONA Y DEJA DE SUFRIR”.

Si has sido capaz de fingir un orgasmo para mantener la fiesta en paz, aunque el señor, no tenga intenciones de seducirte, para lograr un acto sexual justo, es más fácil, de vez en cuando, aplicar la inteligencia emocional y hacer las cosas más llevaderas. Cuando la materia prima del señor es aceptable (no es un maltratador, narcisista, abusador, ect.) en este mundo con pocas oportunidades reales, sobre todo para las mujeres un poco maduritas que dedicaron su vida a mantener esa familia, esa relación, mi recomendación es que digna y orgullosamente: HAZTE LA HUEONA Y VIVE COMO TU LO DECIDAS.

Amiga leyente, no te estoy diciendo que seas manipuladora… pero en el fondo sí.

Hace un tiempo vi un docu-serie de la Cleopatra, ella fue una mujer inteligente, conocía a cien y a ciertas sus limitaciones como mujer, (mira todo el tiempo que retrocedí y hablamos de temas similares, con algunos avances) y utilizó toda la inteligencia emocional y femenina para proteger a su familia y tener el poder, claro aparentemente, bajo el ala de hombres, pero al final ella era quien llevaba las riendas. Para eso tuvo que jugar su papel, ser bien pragmática, pero a la vez usar inteligentemente sus atributos femeninos, con un fin mayor, con esto no te estoy diciendo que podemos ser una Cleopatra, pero si que algo de ella podemos aprender, conocer como quiero vivir y que necesito para ello, cuales son mis limitaciones, hasta donde estoy dispuesta a transar y también porque no, cuan sangre fría puedo ser sin dañarme y sentirme satisfecha. Si tu leyente has fingido más de un orgasmo, créeme que si le dieras un enfoque a eso que muchas hacemos al aire, podríamos vivir más plenamente, volviendo al término, me hago la huevona con objetivos y qué nadie tiene porque juzgarte, menos tú misma.

Ahora atención, este no se reduce a fingir orgasmos, te digo que, si has sido capaz de eso, que es algo tan trascedente en algún momento de la vida, puedes todo lo que te propongas obtener de esa relación. (Recuerda que dije si hay buena madera, si el tipo es buena persona, buena gente, porque si es uno de mierda, obvio que no vale la pena ningún artilugio, que vaya en contra de tu seguridad y bienestar)

Me acordé de Helena de Troya, que si bien no es una historia real, hay resquicios arqueológicos parecen apuntar a un origen real, además se supone fue escrito en la segunda mitad del siglo VIII A.C., esto quiere decir que desde tiempos ancestrales, se hablaba del poder que tenía la mujer que sabía usar su inteligencia, se conocía a si misma y su potencial, Generalmente consultaban a diosas para saber que camino tomar, pero esto solo quería decir, que de alguna manera, meditaba, se dedicaban a reflexionar y a conocerse a si mismas.

Este mini relato viene abordar un tema muy contemporáneo, que nos viene persiguiendo décadas, donde en algún momento de la historia fuimos relegadas a roles secundarios inferiores, donde nuestro pensamiento fue pagado, nuestras voces calladas y castigadas, cuestionadas y manipuladas con tanta fuerza, que hasta el día de hoy, nos vemos influenciadas de manera negativa. No es casual ver que tantas mujeres tenemos problemas de autoestima, merecimientos, culpas; tanto así que dejamos de brillar, nos pusieron unas en contras de las otras, como una gran batalla, haciéndonos enemigas, en vez de compañeras y muchas veces el centro y núcleos de esas discordias son los hombres. El término “yo soy la iglesia y las otras capillas”, es una frase profunda, donde se da permiso que el marido pueda tener muchas mujeres, para su desahogo sexual. (que no sé de donde sacaron que un hombre pudiera ser “buen multi amante”, son muy pocos los que dominan el arte de ser buenos amantes sexuales”) Donde también se trata de denostar a las otras mujeres, no me sorprendería que esa frase fue acuñada desde una voz patriarcal, ya que de todas maneras es macho centrista.

Recuperar el pragmatismo es urgente, nos evitaría mucho sufrimiento. Lo digo con mi voz también, ya que me sorprendo navegando en mi océano interior, haciendo reflexiones de la falta de cariño, demostraciones, sentirme elegida por el hombre ese, perdiendo tiempo, sesos y neuronas, buscando explicaciones, soluciones, para que mi voz verdadera sea valorada. Sabiendo que es inerte y una pérdida valiosa de mi tiempo, el cual puedo ocupar en escribir estas líneas disfrutando un buen café que gracias al arte de haber aprendido a punta de sufrimiento, de gestión emocional, de ensayo y error, de un largo trabajo de introspección personal, que me ha llevado a tener respuestas reales, de cómo quiero vivir, que me importa, cuales fue mi historia, que traumas tengo, cuales son mis limitaciones que no dependen de mi, que puedo esperar del llamado “amor de pareja”, que esperar de la capacidad de ver más allá de él mismo, eso y mucho más de analizar, sin querer, sin ser consciente, fui aprendiendo “EL ARTE DE HACERME LA HUEVONA” para dejar de sufrir.

Seudónimo: Antonia L.A.E.

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