Las Bragas de Laura (Decimo Capítulo)

Las Bragas de Laura (Decimo Capítulo)

El checkin en el aeropuerto debía de ser 2 horas antes del vuelo, y Laura aún no salía de su departamento y ya le quedaban menos de tres horas para abordar el vuelo que la llevaría a sus ansiadas vacaciones, aquellas que en realidad necesitaba.

Se apresuró a empacar y revisar que todos sus documentos estuvieran en su bolso, recordó que había dejado la tetera encima de la estufa y que está todavía estaba encendida, la apago y se cercioro que todo quedaba en orden hasta su regreso.

Bajó las gradas con sus dos maletas y llegó al estacionamiento donde las coloco en su auto para enrumbarse al aeropuerto, en eso se puso a pensar que, si se marchaba en su auto, donde lo dejaría si tomaría un vuelo.

Sacó las maletas de la cochera y llamó un uber para que la llevara hasta el aeropuerto, de la central le comunicaron que lamentablemente no había unidades disponibles en ese momento, pues había un accidente en el centro de la ciudad y no podía pasar, eso la inquietó un poco y decidió llamar a su amigo Tom para que la llevara.

Tom respondió al segundo timbrazo del móvil y llego en 10 minutos, ayudó a Laura a subir su equipaje y se enrumbó al aeropuerto, fueron charlando en el trayecto y Tom le preguntó que hasta donde iría de vacaciones, Laura no le dio un sitio exacto, aunque le manifestó que sería un lugar donde tenga paz y tranquilidad.

Llegaron al aeropuerto y Laura junto con su equipaje se pusieron en la fila del pre embarque, Tom le dio un beso en la frente y se despidió de ella, mientras esperaba su turno para el chequeo, escucho por los altos parlantes que su vuelo estaba retrasado por problemas de mal tiempo, por lo tanto, debía de regresar a la sala de espera hasta que fuera llamada nuevamente.

Con desgano se sentó en uno de los asientos mientras ojeaba una revista que había en una de las mesas de la sala de espera no encontró nada que le interesara, excepto una publicidad donde mencionaban que, si tenía que permanecer por más de 12 horas en el aeropuerto por temas de cancelación de vuelo, recibiría el 50% de la tarifa hotelera en uno de los hoteles aledaños.

Pensó.

¡No será mi caso!

Y dejó la revista sobre la mesita; se colocó los audífonos para escuchar música y se acomodó en las sillas de la sala de espera. Habrían pasado unos 30 minutos cuando se quedó dormida sobre su maleta y sobre su brazo.

El sueño se apodero de ella que no escucho absolutamente nada, ni siquiera el altoparlante que llamó varias veces a los pasajeros del vuelo rumbo al lugar donde ella viajaría, pasaron varias horas y de pronto se despertó exaltada y asustada, recogió sus maletas y se disponía ir hasta la fila donde se haría el chequeo para abordar, más la fila estaba vacía y la entrada estaba bloqueada por una cinta, miró a su alrededor y no había más que el personal de seguridad y de limpieza.

Se acercó a uno de ellos para preguntarle por su vuelo y el agente se seguridad le manifestó que todos los vuelos habían sido despachados y que al parecer ella no había abordado el suyo, se tomó la cabeza y gritó.

¡Nooooooo!

El agente la trato de calmar, más ella estaba fuera de sí y seguía molesta por haber perdido su vuelo, se dirigió hasta información del aeropuerto y allí le manifestaron que efectivamente su vuelo había partido aproximadamente hace una hora y que no había otro hasta por la mañana del siguiente día.

Su cara de asombro y de rabia se notaba al paso, tanto que la mujer que estaba en el mostrador se fijó en aquello y trató de no articular palabra alguna. Ya un poco más calmada pregunto a la funcionaria que podía hacer en ese caso con respecto a su boleto, esta le manifestó que, si lo podía validar para el siguiente día, más tendría que pagar un recargo del 25% del costo.

Esto la tranquilizó un poco y su semblante cambio de inmediato, más la mujer le manifestó que tendría que ir y volver a la mañana siguiente, pues no se permitía pernoctar en la sal de espera por más de 8 horas.

Ante esta disyuntiva no le quedaba otra opción que regresarse a su departamento o buscar un hotel cercano donde dormir y estar lista para tomar el vuelo que la llevaría hasta su destino, la mañana siguiente.

Regresar a su departamento sería muy complicado, pues estaba como a 45 minutos de distancia, además no tenía vehículo para regresar, enseguida recordó el anuncio que había leído en la revista que había ojeado antes de quedarse dormida., volvió al sitio donde la dejó y busco el anuncio, tomo los datos y llamo para preguntar si había habitaciones disponibles.

Una vez que le confirmaron que, si había habitaciones disponibles, y que, tal cual decía la publicidad, si llevaba el boleto de avión le harían el 50% de descuento, anotó la dirección y se dirigió hasta allí, según el GPS estaba a tan solo dos cientos metros de distancia desde el aeropuerto y el hotel.

Por precaución tomó un taxi y se marchó hacia el hotel, no sin antes confirmar la hora del vuelo hasta su destino, para no llevarse sorpresas a la mañana siguiente. La mujer del mostrador le manifestó que debería de estar a las 10h00 para el chequeo y que el vuelo saldría a las 12h00.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS