Todo comienza en la antigua Grecia, pero un poco más allá de la tierra, en el olimpo, donde una muy solitaria Afrodita se encontraba en su templo sola y aburrida, esperaba que algo nuevo y emocionante llegara a su puerta, y como si el universo la hubiera escuchado a su puerta llegó un muy apuesto dios, Ares el dios de la guerra, un joven fuerte, apuesto y sobre todo atractivo, ella al verlo tan lleno de luz y magia brillando alrededor de él sintió ese flechazo instantáneo, percibió ese mágico instante donde sientes que el mundo se ilumina, trato de disimular ya que su miedo por pensar que ella no era suficiente para él le llegó como un rayo en la cabeza, Ares había llegado a su puerta por cuestiones de trabajo, ya que se acercaba una guerra y tendría que aliarse con el esposo de Afrodita, Hefestos, dios del fuego, el cual crearía armas para Ares.

Afrodita al verse interesada por Ares trataba de encontrar momentos para estar junto a él todas las veces que visitaba a su esposo. Fingía tener un gran interés en temas como la guerra, el aplislcyros, o cualquier otro tema banal en el cual él mostraba interés, poco a poco comenzaban a acercarse más y más, los dos comenzaban a sentir una atracción muy fuerte, pero ambos eran cobardes.

Cobardes de decir lo que sentían, culpables de mirarse como se miraban, se odiaban por lo incorrecto pero a la vez correcto que se sentía, Ares se sentía culpable por sentirse así por la esposa de un colega y amigo, pero era inevitable, en secreto él amaba cada parte de ella, su forma de ser, su forma de pensar, su forma de sentir y su físico que era lo menos importante. 

Un día ambos se encontraban solos y Afrodita cansada de mantener en secreto el cómo se sentía por él, decidió confesarse diciéndole todo lo que le hacía sentir, como lograba notar con tan solo ver la forma en que caminaba su estado de ánimo, notaba el más mínimo cambio, si se cortaba el cabello, si pasaba algo bueno en su vida, él se sentía sorprendido ya que,  él jamás imagino que ella se sentía de esa manera, él también se confesó, ambos al encontrarse totalmente sorprendidos y admirados, comenzaron a compartir un beso totalmente cargado de amor puro y verdadero, demostrando todo lo que habían reprimido, ese beso trasmitió más que si se lo hubieran dicho, tenía felicidad, ternura y esperanza de poder dejar todo atrás y poder crear algo nuevo para ambos, una vida juntos, viviendo experiencias y cumpliendo sueños juntos, tal vez era algo precipitado pensar en una familia, pero se sentía correcto.

Tal vez los demás no verían bien esa situación y mucho menos el esposo de Afrodita, pero lo que ambos sentían era muchísimo más fuerte que cualquier otra cosa.

 

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