QUIÉN QUIERE
¿Ser millonario?
P.S.M
¿Quién no a soñado alguna vez con ganarse la lotería? ¿Quién no se ha imaginado viajando por el mundo? ¿ Quién no ha querido ir a la cama tranquilo sabiendo que su saldo en la cuenta bancaria está solvente y no en rojo? ¿Quién no ha deseado pagar la hipoteca de su casa o la deuda de su auto o la universidad de sus hijos?
Todos, porque tenemos en nuestro interior arraigada la idea que sólo el dinero nos da la paz y la tranquilidad. Y puede que si, y eso está bien, tener lo suficiente para vivir cómodamente, para adquirir bienes y disfrutar de ellos, tener la satisfacción de brindar a sus hijos una carrera universitaria, poder viajar en su auto o en avión a donde le plazca. Nada de esto está mal, son las bendiciones que Dios o el universo le ha otorgado producto del empeño, la dedicación, el esfuerzo. Pero…hay una riqueza aún mayor, hay fortunas que están a la vista y el dinero no las deja ver.
¿Cuánto vale el poder ver? Cierra los ojos o ponte una venda, e intenta ir por las calles, caminar por tu casa sin tropezar, no poder ver el rostro de tus hijos, no ver ni la noche ni el día, no ver el color de las flores, o no poder ver cómo sale el sol y como se oculta. Hay quienes se afligen porque tienen que usar lentes, y hay ciegos que quisieran tener la vista aun cuando les tocará usarlos. Aún cuando cada dia la humanidad esté tan podrida. Aún así, amigos míos el ciego quisiera tener algo de la fortuna que tú y yo tenemos. Cuantos millonarios ciegos no quisieran ver.
¿Cuánto vale escuchar? Poder deleitarnos con el canto de los pájaros al amanecer, poder escuchar la melodía o la estruendosa música que hoy gobierna al mundo, escuchar la voz de su pequeño hijo, escuchar su propia voz así no sea un tenor en la ducha, escuchar el sonido del viento, el sonido de las olas rompiendo en los acantilados, el sonido del mar, de los truenos al anunciar una tormenta. Que importa que el mundo este lleno de bullicio, que importa que hoy sólo se escuché hablar de guerra, que importa escuchar los reclamos irritantes de su pareja o los regaños de su madre. Hay quienes aún escuchando son sordos ante las súplicas, son sordos ante las injusticias, son sordos ante las guerras. He aquí la controversia de la vida ser rico por no escuchar o ser pobre por oír y ser indiferente.
¿Cuánto valen tus manos? Poder acariciar, y sé que muchos hacen maravillas aún sin tenerlas, se que sus vidas serían más fáciles si las tuvieran. La ciencia ha avanzado,si, pero que mente ha sido capaz de recrear unas manos tan perfectas como las humanas, hay quienes aún teniendo dos manos son incapaces de hacer algo por el prójimo, teniendo dos manos prefieren salir a hurtar las pertenencias de otro, teniendo dos manos sólo saben cerrar sus puños para agredir, para empuñar un arma, para acabar y cegar la vida de otro.
¿Cuánto valen tus piernas? Aquellas extremidades que te sostienen, que te llevan y te traen, las que en el momento de pánico corren, saltan. Las que te llevan al supermercado, las que simplemente hacen posible una caminata al aire libre. ¿Crees que aquel que usa muletas, o está en silla de ruedas no envidia las piernas que tienes y que desprecias por ser delgadas, o por no ser perfectas, por no ser finas como las de el mejor gimnasta o la mejor modelo? Q irónica es la vida, aquel que no tiene piernas es aún más feliz que el que teniendolas prefiere el sedentarismo.
¿ Cuánto vale tu cerebro ? Dime qué máquina sofisticada es capaz de remplazar el cerebro humano, pues incluso si existiera se tendría que haber inventado por una mente superior a ella. Un cerebro capaz de pensar, soñar, construir, imaginar. Es el ordenador que maneja todo nuestro cuerpo, con millones de neuronas capaces de transmitir sensaciones, con cámaras donde guardamos nuestros recuerdos, con funciones capaces de generar ideas, teorías, investigaciones. Mentes con una capacidad intelectual sorprendente capaces de poner cohetes en el espacio, de encontrar curas para enfermedades, genios componiendo obras maestras. Nuestro cerebro vale mucho y aún así no lo explotamos lo suficiente. Vamos por la vida quejándonos y hay quienes están conectados a máquinas manteniendo una vida artificial, o genios construyendo bombas. ¿Quién conoce de algún transplante cerebral? Nuestro cerebro nos hace únicos entre millones, de ti depende que tanto lo puedas aprovechar para tu bienestar o para tu destrucción.
Somos inmensamente millonarios y no lo sabemos. Aún así así hay un tesoro mayor, el tesoro de tener hijos útiles a la sociedad, el tesoro de ser honestos con el mundo y con nosotros mismos. Tener la tranquilidad de andar por la calle sin temor ser señalado como un delincuente. Somos poseedores de una fortuna cuando tenemos una familia, cuando tenemos amigos que están no solo en las buenas sino que son los primeros en llegar cuando los infortunios de la vida tocan nuestra puerta. Somos millonarios cuando damos con amor y recibimos una bendición.
No importa si aún faltarán nuestras manos o nuestras piernas, o nuestros ojos, o si no podemos hablar aún así seguimos siendo inmensamente ricos, porque la riqueza no está en la cuenta de ahorros, ni en las propiedades que tenemos. Pues habrá en el mundo personas a quienes el dinero les sobra pero con él no compran salud, con él no compran amor sincero, no compran una familia, viven en su jaula de oro, en su burbuja menospreciando al que no posee nada; en sus cuentas bancarias atesoran poder, y son tan miserables a la hora de compartir. Les duele soltar una moneda al mendigo, pisotean la dignidad del que nada tiene.
Somos tan ricos como seamos capaces de agradecer y tan pobres como seamos capaces de abjurar lo que la vida nos ha dado.
Agradece lo que tienes, el cuerpo y la salud que te fue dada pues muchos hoy quisieran tan solo un segundo más y no pueden.
Siempre piensa en superarte,tienes la inteligencia y los dones para hacerlo, no dejes de soñar y de trabajar en tus sueños pues tienes las herramientas que te ha dado Dios. Tener dinero no es malo, lo malo es olvidar que el día que partas de este mundo nada te llevarás.
“Un hombre no puede descender más bajo que cuando convierte sus sueños en oro y plata” -Jalil Gibrán-.
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