La Pregunta Imposible

La Pregunta Imposible

Canano

02/06/2024

Había una vez, en un reino próspero y lejano, un rey sabio y justo llamado Armand. Su reino, conocido como Valdoria, era conocido por su paz y abundancia. Sin embargo, un día, una crisis sin precedentes comenzó a amenazar la estabilidad del reino. Una sequía devastadora había golpeado las tierras, los cultivos morían y la gente sufría de hambre. Los mejores consejeros del rey, los científicos más brillantes y los magos más poderosos, no pudieron encontrar una solución.

Desesperado y sin saber qué hacer, el rey Armand recordó una antigua leyenda sobre un hombre conocido como el Sabio de la Montaña. Este sabio, según contaban las historias, poseía un conocimiento tan vasto y profundo que podía resolver cualquier problema, por más imposible que pareciera. Con la esperanza renacida, el rey decidió emprender un viaje para encontrar al Sabio de la Montaña y pedir su ayuda.

La travesía fue ardua. El rey y su séquito tuvieron que atravesar densos bosques, escalar escarpadas montañas y soportar las inclemencias del tiempo. Finalmente, después de semanas de viaje, llegaron a una cueva en lo alto de la montaña más alta del reino. Frente a la entrada de la cueva, un anciano de barba blanca y ojos penetrantes los esperaba.

—Bienvenido, Rey Armand —dijo el sabio, como si ya supiera de su llegada—. Sé por qué has venido.

—Gran Sabio —respondió el rey, inclinándose—, mi reino está en crisis. La sequía está destruyendo nuestras tierras y mi pueblo sufre. He venido a pedir tu ayuda, pues no sé qué más hacer.

El Sabio de la Montaña lo miró con compasión y asintió lentamente.

—La solución a tu problema yace en una pregunta —dijo el sabio—. Una pregunta que debes responder. Pero antes, debo contarte una historia.

El rey, intrigado y un poco impaciente, escuchó atentamente mientras el sabio comenzaba su relato.

—Hace mucho tiempo, en un reino muy lejano, vivía un joven príncipe que también enfrentaba una gran crisis. Su reino estaba en guerra, y él debía encontrar una manera de salvar a su pueblo. Una noche, mientras caminaba por el bosque en busca de respuestas, se encontró con un anciano que le dijo: «La solución a tu problema se encuentra en la pregunta imposible. Debes encontrar la pregunta cuya respuesta ya conoces en tu corazón.»

El rey Armand frunció el ceño, confundido. El sabio continuó.

—El príncipe pasó días reflexionando sobre las palabras del anciano. Finalmente, se dio cuenta de que la pregunta imposible no era algo que pudiera formular con palabras. Era algo que debía sentir y entender profundamente. Así, se dio cuenta de que debía confiar en su corazón y en el amor por su pueblo. Tomó decisiones basadas en esa confianza, y eventualmente, la paz volvió a su reino.

El sabio se detuvo y miró al rey Armand a los ojos.

—Rey Armand, tu pregunta imposible es esta: ¿Qué es lo que tu corazón ya sabe pero tu mente no puede aceptar?

El rey Armand se quedó en silencio, meditando sobre las palabras del sabio. Poco a poco, una comprensión profunda comenzó a surgir dentro de él. Sabía que la respuesta no estaba en la magia ni en la ciencia, sino en algo mucho más fundamental: la unidad y el amor de su pueblo.

De regreso a Valdoria, el rey Armand reunió a su pueblo y les habló desde el corazón. Les pidió que se unieran como nunca antes, que compartieran lo que tenían y se ayudaran mutuamente. Organizó equipos para buscar fuentes de agua subterráneas, incentivó el uso de técnicas de irrigación más eficientes y promovió la solidaridad entre las comunidades.

Poco a poco, con el esfuerzo conjunto y el amor por su tierra y su gente, Valdoria comenzó a recuperarse. La sequía finalmente cedió, y los campos volvieron a florecer. El rey Armand había aprendido que, a veces, las respuestas más difíciles no se encuentran en la lógica, sino en el corazón.

Y así, el reino de Valdoria prosperó una vez más, recordando siempre que, ante las crisis más grandes, la unidad y el amor son las respuestas más poderosas.

Etiquetas: sabiduría

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