Cuestiones

¿Miedo?

No tengo miedo, si lo tuviera jamás hubiera caminado por la baranda que separa al puente del barranco, y jamás me hubiera apasionado con vehemencia por el arte de beber cianuro mezclado con absenta.

Si tuviera miedo, jamás le hubiera rezado al Dios de la muerte y jamás me hubiera entregado a la lujuria de la obscuridad. Después de todo, no hay otro destino que este, ni hay otro camino que este y voy directo a pagar el precio del pacto y no tengo miedo.

Mas miedo y horror me causa la vida, despertar cada mañana, verme empujando los pies por el piso hasta la ducha, llenar la tina de agua, desnudarme y mirar las enormes cicatrices que me dejó el saludo de la muerte. Zambullirme en el agua y notar ese absurdo resentimiento de los pulmones con el agua, sentir que debo salir a la realidad a respirar ese aire lleno de infructuosa ensoñación. Eso me da pánico y terror me da tener que enfrascarme en un uniforme de colores, derretirme por las gradas hasta las afueras e ir con rumbo hasta algún lugar, saludar a la gente y fingirme educada o preocupada de ciertas cosas que solo  pudren mi tan amada obscuridad.

Miedo y horror me da tener que soportar a aquellos que se dicen humanos, pero que con facilidad sucumben al adoctrinamiento de lo que dice esa inhumana sociedad. Horror me da aquellos que quieren fingir amistad, pero qué tan pronto la espalda se les da están listos para atacar, eso da horror y pánico.

¿Miedo?

No tengo miedo a los monstruos que viven en la oscuridad. Los conozco, les di hospedaje en mi cabeza, les invité a reposar en mis adentros, acompañarme en los momentos de desolación. Ellos me dan abrigo y consejo…

¿Miedo? Más miedo me das tú con tu falsa preocupación y aparente absolución. Tú que quieres ver en mi tu versión no mejorada, encontrar el antes y el después de tu aparente avance por la vida. Miedo me da tu hipocresía.

Y como es natural de la carne, hay que huir de aquello que nos causa miedo y tú, tú mi muy amado hipócrita amigo, tú me causas horror.