No me queda duda de que lo que siempre has querido puede llegar en maneras que nunca imaginaste. Y llega tan raro y de repente que no se puede evitar el escepticismo al inicio.
Pero después lo tienes al frente, conversando, viendo sus ojos, sintiéndote en paz, como si lo conocieras de antes y no hay dudas.
Los nervios todavía quedan, pero no por miedo, sino por ganas de verlo de nuevo.
Siempre me ha asustado mucho esta etapa, porque no quiero dejarme llevar muy rápido, pero te siento tan diferente que ese miedo es casi inexistente y por primera vez en mi vida, nada más quiero seguir, sin importar nada más, sin importar si es rápido o no. Sólo quiero verte otra vez, conocerte mejor y volver a hacerte reír.
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