Bendita cortesía que me brinda
el placer de admirar bella figura.
Cuando ella, con tacones, se apresura
a cruzar el salón. Está tan linda.
El compás de sus pasos me platica
la belleza que envuelve al panorama.
¡Dejad que pase, que pase la dama!
A voz en cuello mi mente suplica.
Y aplaudo a los modales de esta vida
que le exigen a todo caballero,
reconocer por simple cortesía,
que ante todo, las damas van primero.
(20-dic-2022)
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