Era una noche fría y oscura, perfecta para descansar. Olivia se acostó temprano aprovechando que el sueño la dominaba, pero como era de costumbre su mente no la iba a dejar en paz, otra vez la misma pesadilla otra vez se despertó a la misma hora a las 2:36 de la mañana ese mismo sueño horrible que la atormentaba una y otra vez cada cierto tiempo , sim embargo ella no era capaz de acostumbrarse a eso. Se despertaba su corazón latía demasiado rápido y en instantes también parecía que se detenía por completo solo ella, sabe el miedo que le dada no podía calmarse encendía una pequeña luz, la ansiedad se apoderaba de ella no podía dejar de balancearse de un lado a otro sentada en la cama con su cara entre las rodillas, llorando pidiéndole Dios que por favor parara eso que ella ya no podía más que ya era demasiado para ella. Ella le habló a la muerte que por favor se la llevara a pesar que no era su amiga. Las horas pasabas y era peor el miedo no se iba ya no sabia que hacer. Se preguntaba así misma como era posible que una sola pesadilla fuera capaz de ponerla tan mal y ahí recordó que no era miedo a la pesadilla lo que tenía sino, dolor porque la persona que la calmaba cuando tenía un mal sueño ya no está ahí junto a su cama abrazándose con ella cuando pasaba eso y diciéndole que todo iba a pasar que él cuidaba sus sueños.
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