Una sombra o un reflejo

Una sombra o un reflejo

Miguel Rayo

12/04/2024

La comunicación ha sido uno de los pilares fundamentales sobre la cual está parada la evolución de nuestra especie. Sin comunicación no existiría la vida en la tierra y mucho menos se habrían constituido sociedades tal y como las conocemos hoy en día. La historia, testigo silente, es otra que también nos ha demostrado la importancia de lo anterior: por la falta de comunicación, por no saber comunicar, o por una mala interpretación se han librado batallas, pero en el florecimiento de la misma se han forjado imperios y grandes reinos que nos traen al presente, donde las extensas legiones se hicieron ciudades, las batallas ahora son mundiales, y el motivo ha sido el conocimiento, los datos y el control, cosas que obtienes cuando existe, finalmente, una comunicación, o en otras palabras, el uso del dialecto, que dependiendo de quien lo posea, no existen restricciones que limiten el campo, solo un universo inmutable que atento a las crónicas humanas, nos ve pasar en un parpadeo, sin sentir consecuencia alguna, únicamente el silencio de su vasta infinidad.

Pero no te preocupes, ya que un país que educa a la plebe únicamente por compromiso y no por iniciativa, esta apunto de caducar. Un hombre al que la codicia lo engancha más que un abrazo de su pareja, esta en la encrucijada de su vida, pues no sabe si soltar el papel o el biberón, pero no es un pecado capital, y no es que sea difícil volcar su atención a otros objetivos, simplemente se aferra a los recuerdos de alguien que nunca fue. Inalcanzables deseos que le generan satisfacción avivando el fuego del ego en su alma, o destrucción cuando es el ruiseñor de una novela policial que no tiene final, y ausente es el libre albedrio.

¿Han sentido la presión de ser joven?

Literalmente, por un momento llegue a pensar que, por el simple hecho de haber nacido en los dos miles, tendría una vida próspera, en medio del auge de internet, las telecomunicaciones, y en términos generales la globalización. Globalización envidiada incluso por nuestros padres, aunque llegase a ser un poco raro para nuestros abuelos. Pero así son las cosas. 

Los eruditos reparten su baraja de cartas blancas…

Sin embargo, pasó el tiempo, y Boom 💥, atentado contra las torres gemelas, el pentágono y «la casa blanca», el mundo tiembla y Colombia trata de adaptarse a los cambios demandados por el nuevo milenio. Los nuevos tipos de identidades físicas o emocionales cobran relevancia con el paso de los años, y la diversidad es sinónimo de tener acceso a un cable de red. De repente y tras años de búsqueda se encuentra la partícula de Dios, el bosón de Giggs, y el mundo de la ciencia escala hasta el punto, en que llegamos a creer estar cerca de una «teoría del todo». 

… porque Dios no juega a los dados…

El desarrollo y la propia revolución industrial crecen exponencialmente y con ello escalan los problemas , algunos de sexo y otros raciales, pero el surgimiento de las nuevas y mayores emisiones de carbono, la sobreproducción, el consumismo y la contaminación ambiental son el pan de cada día, que afecta a cada uno de nosotros. Además, con una población que crece estrepitosamente, nos hace pensar que, sin duda alguna, hacemos parte de la escala poco escalable de una civilización que busca por instinto sobrevivir. «Pero tranquilos, no se preocupen que todo está arreglado, los jóvenes son el futuro».

… y nadie quiere llegar al cielo por error…

No sé si es ironía, espero que si, porque si realmente se lo creen, temo por mí generación. No es que quiera menospreciarnos, ya que, definitivamente habrá gente dispuesta a morir por los suyos, yo también, y esto no lo pongo en tela de juicio, sin embargo, llegó la pandemia, posiblemente la peor época vivida por la humanidad, a recordarnos lo frágiles que somos. Hoy por hoy seguimos viviendo algunas de sus secuelas, olvidando que el verdadero villano se sigue alimentando de nuestra vida, y solo está dispuesto a irse cuando nosotros lo hagamos. Muchos le llaman muerte, pero yo prefiero decirle tiempo. Y aún así, «los jóvenes son el futuro… y los jóvenes son la salvación», pero que triste es saber que los jóvenes de los que tanto se jactan no se han graduado de la universidad, y están al borde de la muerte o el colapso por una presión social que molesta envolviendo de intriga y delirio sus últimos 53 días de vida, cuando ellos tuvieron miles de años en derroche, sin lograr chantajear en fin último, lo inexorable.

… o al infierno por diferencia.

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