Retomando el rumbo…

Retomando el rumbo…

Jennwr

30/03/2024

Ha pasado un tiempo desde la última vez que me hice una revisión introspectiva y me avergüenza decir que lo hice, solamente porque sentía que ya no podía más con mis responsabilidades. La caída constante del cabello, la falta de apetito, la palidez en mi rostro junto con algunas arrugas prematuras y un aspecto enfermo acompañado de una pésima presentación personal, me hizo darme cuenta que me estaba alejando mucho de mi verdadero ser. 

El trabajo fue demoledor, si, pero lo fue aun más la actitud que tomé frente a él. Ya no puedo victimizarme más, las quejas y el dolor auto infringido por el estrés y las preocupaciones casi me destrozan por completo, debido a mi incapacidad para amarme a mí misma y entender que mis preocupaciones son nada en medio del basto y profundo universo que nos rodea. 

Hizo falta mirarme al espejo y no reconocer a esa mujer que no hace mucho tiempo se jactaba de ser la mejor. Hizo falta estar al borde del abismo para darme cuenta que necesitaba ayuda; si, por primera vez reconocí que necesitaba que me ayudaran.

Soy de esas personas que la gente busca para desahogarse, porque doy una vibra de ser tranquila, reservada e inteligente, y aunque no todos buscan un buen consejo de mi parte, si buscan una oreja que los escuche y eso soy, una persona que escucha y da apoyo emocional ¿Pero quien me lo brindaba a mí? Nunca antes tuve que preguntarme eso, porque soy tan independiente que creí que yo sola podía encontrar la respuesta a todo.

Me dije a mi misma que debía leer libros de superación personal, libros que realmente me ayudaran a crecer y no esas historias románticas que encuentro en wattpad y solo me deprimen por colocar en alto mis estándares, no. Busqué libros de no había podido leer porque me daba mucha pereza y porque no despertaban mi interés. Así que no los leí, los escuché. 

Los escuché como audiolibros y fue la mejor decisión que haya tomado en mucho tiempo.

Libros:
1. El monje que vendió su ferrari de Robin S. Sharma
2. Si lo crees lo creas de Brian Tracy
3. El club de las 5 de la mañana de Robin S. Sharma
4. Hábitos atómicos de James Clear
5. Piense y Hágase Rico de Napoleón Hill
6. El librito Azul de Connie Méndez

A medida que lavaba los platos, lustraba los zapatos, organizaba la ropa o cualquier otra tarea doméstica que no requiriera de mi exclusiva concentración (ya que son tareas que hago de forma automática sin pensar en nada), yo escuchaba estos libros que con el tiempo, me abrieron la mente a la comprensión y me llenaron de entusiasmo para poner en prácticas sus consejos. 

Fue un reto personal, crear buenos hábitos que reemplazaran los malos y convencerme a mi misma que merezco lo mejor del universo, que el problema no está en el trabajo que tengo sino en mi misma y que si no cambio mi percepción del mundo nunca voy a despertar y a apreciar lo que es realmente importante. Que los años pasaran y seré cada día más infeliz de lo que puedo ser hoy día y que el dinero, aunque llegue, nunca se quedará ni me hará una persona abundante ni próspera.

Yo tengo el poder de cambiar lo negativo y reemplazarlo por cosas positivas, de mejorar mi estado de salud y mis finanzas, de incrementar mis posibilidades de encontrar un nuevo y mejor empleo, y de atraer el dinero hacia mí. Aprendí que si tengo una mente enferma, mi cuerpo no tendrá remedio y que lo primero que debía eliminar de mi vida, eran las quejas.

Teniendo en mente las cosas que debía hacer, me propuse a realizarlas poco a poco. Porque no es fácil cambiar de la noche a la mañana, cuesta, resulta difícil y complicado, pero no imposible. 

Así que inicié con el reto de los 21 días para crear un buen hábito primero, el de beber agua. Parece tonto, pero yo era una persona que el estrés hacia que no me diera hambre ni sed. En un día podía beber menos de un vaso de agua, en cambio bebía un vaso de jugo y café, era suficiente porque el agua me disgustaba y me sabía mal, entonces entendí que estaba deshidratada y que debía aumentar poco a poco la ingesta de agua diaria hasta que mi propio cuerpo me lo exigiera. De esta forma he podido aumentar a un litro diario el agua que tomo. Algunas veces me cuesta beber, pero siempre cumplo con la «cuota» diaria de beber un litro por día. Espero avanzar pronto y llegar a beber dos litros. 

Otro hábito que adquirí fue el de tener una mejor rutina de skincare, acompañada de yoga facial y el uso de dermocosméticos. El pensamiento pobre de no invertir mucho en el cuidado de mi piel porque era muy costoso, desapareció. Es decir, sigo comparando precios, pero ahora me he informado mejor acerca de los activos que mi tipo de piel necesita y de los beneficios clínicos que tienen sobre mi ella. Estoy muy contenta porque he sentido una mejora considerable con mi problema de dermatitis atópica y acné. Cuidar mi apariencia, ha servido mucho para mejorar mi autoestima. Ahora me siento más segura de mí misma y puedo ver los avances de mi recuperación. 

El ejercicio fue lo más difícil que se me presentó, es obligación entrenar la mente, el cuerpo y el espíritu, y yo estaba haciéndolo bien excepto con el ejercicio. La pereza me ganaba y mi cuerpo no ayudaba al fatigarse con facilidad. Siempre que intentaba ejercitarme, mi cuerpo me dejaba en ridículo y eventualmente después de intentarlo unos días, terminaba dándome por vencida; esto desde los tempranos años de mi adolescencia. 

En esta ocasión lo intenté unos días y volví a fallar, pero teniendo una mente mas clara que antes, busqué en el Yoga una alternativa favorable. Agradezco mucho al libro de los hábitos atómicos de James Clear por esto, ya que entendí lo esencial para hacer un buen hábito algo atractivo para mí. 

El Yoga ha sido maravilloso, diez minutos diarios al levantarme con ejercicios muy fáciles que despiertan mis órganos y me llenan de energía y otros cuarenta minutos al regresar a casa al finalizar mi jornada laboral. El beneficio más notorio ha sido la reconciliación con mi paz interior y la gran ayuda que ha sido para equilibrar mis pensamientos y mis emociones positivas y negativas. 

Antes solía buscar rutinas que definieran mis abdominales, mis glúteos, piernas y demás músculos porque quería alardear de ello. Todo era superficial y por eso nada funcionaba conmigo, el ejercicio me daba vértigo y mi corazón no resistía las actividades, así que lo dejaba al poco tiempo de empezar.

Ahora es diferente, nada es superficial. En mi proceso de crecimiento, donde estoy construyendo un nuevo ser totalmente distinto al anterior, me convencí que lo más importante es desintoxicar la mente y aliviar el cuerpo, y es por esto que el Yoga se convirtió en mi camino más ambicioso. Hoy después de tres semanas intentándolo con constancia y verdadero compromiso de aprender, puedo decir que me veo haciendo esta disciplina hasta mi vejez. Es hermosa y lo mejor de todo, es que mi cuerpo está empezando a mostrar señales de musculatura y tonificación. Sorprendente.

En todo caso, no soy perfecta y seguramente nunca lo seré, pero los cambios que he tenido en estos últimos meses me han enseñado más que lo que aprendí en la última década y eso me impulsa a continuar por este camino para convertirme en un ser imperfectamente feliz y agradecida. 

Por eso quise compartir mis experiencias, para que personas que tal vez estén atravesando por un momento difícil en sus vidas, sepan que hay una forma de enfrentarlo. Hay mucha información a nuestro alcance, unas son útiles, otras no tanto, pero tomarse un tiempo para escucharse a sí mismos y preguntarse que es lo que necesitan para ser feliz, no lo que quieren, los llevará a encontrar una respuesta más clara que se acerque a sus objetivos. 

Gracias por leerme. Feliz noche. xD

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS