Y después de todo, las cosas empezaron a ir mejor. El proceso fué lento, duro y amargo, pero llegóa su fin como nunca pensé que pasaría.
Si, todo empezó a cobrar sentido, empezé a darle importancia a las cosas y a las personas que realmente valen la pena, y lo más importante; hice de mi una prioridad.
Tras unos largos años de amargura, la felicidad empezaba a asomarse, el amor llegó a mi vida, y comencé a poner orden en esta. Me tomé el tiempo que yo necesitaba, y poco a poco empecé a ver cambios. Me tocó aceptar crudas realidades de las que no puedo escapar, pero aprendí a lidiar con ellas para poder estar bien conmigo misma.
Empecé el año cayendo en picado, pero valió la pena al ayudarme a coger impulso, y así llegar a lo más alto <3
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