En Cuba
-Inicio-
Perdido en la mirada
divulgue sin considerar una parada.
Mi cuerpo se guía solo
seguido de su mano en el arroyo.
No hay por qué considerar al resto del momento
si es que en nuestro aleteo
los dos volamos
y no llevamos velo.
-Segundo-
En el momento
mi boca fue arrebatada por completo.
Pero no era de perfección
sino de lo que me decía su alma.
Llanto desamparado
fue lo que fluía
corrigiendo a mi sangre.
Me preguntaba
qué será de mí
o cómo viviré
si es que te decides ir.
Tomé un respiro de ingenuidad
y sonreí ante los últimos días
de la visita que dejaste.
-Tercero-
No sé cómo pasó,
en un segundo de sostenerla
de acariciar su racimo de amor
de temblar con sus labios que conjugaban
y de reír con su alegría cálida
se desvaneció.
En la playa veía
cómo el mar se iba
dejando a la arena en llanto
y agonía,
ya solo me queda esperar
el regreso de mi querida.
-Cuarto-
No hay conteos de sonrisas
y el día pasa más corto
entre más agonizo.
Abriendo el correo
una y otra vez
su carta está vacía
y no responde ninguna mía.
¿Cómo merecí algo así,
si pensaba que en algún mañana
finalmente me casaría?
Nada más hablaba
con las palabras,
ya que ellas sí me oían.
Al mirar al espejo
el reflejo era más duro,
un pobre greñudo
que solo necesitaba de su cariño.
-Quinto-
Tal vez la solución final,
no sea contemplar el hoy
ni esperar a que el ayer
se convierta en mañana.
Hablando con distintas voces
mi monotonía parecía culminar
pero al ver el color
de la llama solar
no quedaba más
que lagrimear.
Con la mirada abajo
y las ideas coludidas
tal vez ir al vacío
será algo florecido.
-Sexto-
Heme aquí
aun estando parado
viendo recorrer los cuerpos
y no asociando al suyo.
Y riendo para ver sonrisas,
tal vez para ver la suya.
Bailando y cantando
con quienes desconozco, pero no interesan.
Viendo sus tan esperados correos
sin expresión ni sentir alguno.
Tal vez en eso se convirtió,
en el gris que tan desesperadamente
anhelaba por contemplar.
Mi búsqueda sigue abierta
al igual que mi corazón
estará el día que la vea.
Pero ojalá no llegue
no quiero volver a dudar,
a imaginar
que el vacío
sonaba
como un buen lugar.
Ya sin perderme en el reflejo
me peino para que algún momento
pueda sentarme
y que las aves se acerquen
a mi banca
para contarles mi historia.
-Fin-
Comportado mal
y riendo sin sonido
miro sus textos recibidos.
Hay varios deleites
con los que quisiera
poder deslumbrar.
Pero sé que mis palabras
deben ser medidas,
de no ser así
de alguna manera
lo que queda de ella,
tan llamada amiga,
partirá
en un intento
de que yo
vuelva a encontrar paz.
Vi otros ojos
que no eran los suyos
y donde mi reflejo
no aparecía,
sin embargo,
es lo que queda
no me da más opción
que divulgar
en los océanos
que están
a mi alrededor.
Y, aun así,
cuando acaba el día,
mi memoria,
mi conciencia,
mi sonrisa,
mi cuerpo,
mis lágrimas ocultas
y mis estrofas
me dicen
«déjalo todo,
recoge el equipaje
móntate en la embarcada
y espérala
en aquella playa.
La cual se esconde
de la vida
y las estrellas
se ven de día
y no existe
la lejanía.»
-Postal-
En Cuba,
mi vida.
En Cuba,
te espero,
si quieres,
toda la vida.
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