Cuando muere un educador

Cuando muere un educador

Jhop

04/03/2024

Siento un dolor que destroza mi ser,

al ser portador de tan infausto dolor,

decir que hoy día agoniza la educación:

que ha caído uno más, sin dolor alguno

ha muerto un educador.

A nadie le importa que muera o perezca,

pues, no es juez ni tampoco diputado;

solo lucha en la batalla de la enseñanza,

es uno más que en el camino de educación ha estado,

un simple licenciado, un ser inoportuno

para algunos.

Un féretro que no solamente contiene un muerto,

pues con este yerto se entierran también:

Ilusiones, sonrisas, llantos, interrogantes,

exclamaciones, deseos de futuros cantos y,

Esperanzas de salir adelante o

anhelos de nuevos rumbos.

Entre lamentos y reclamos suenan fuertes ecos

sin poder escuchar:

“¿Profe, por qué te fuiste y nos abandonaste?

¿Acaso te han cautivado otros estudiantes?

¿Ahora cómo avanzaremos sin la luz de tu faro?

¿Prometiste estar siempre para nosotros?”

¡Pobres muchachos! – Exclamo sin voz alguna.

¿Ahora, quién les hará entender?

Que no me fui por voluntad propia,

me mataron al no aprobar un concurso

que me permitía seguir con vida,

y poder estar con ellos todos los días.

Pero, me acabaron al decirme:

“no tienes derechos,

mucho menos una salida,

no hiciste ningún mérito,

¡quién te manda a no pasar ese examen!”

Ahora, detrás del vidrio de este ataúd

Quienes algunos llaman “desempleo”,

hoy no puedo escapar de esta cruel realidad,

siento que van halando esta caja mortuoria,

lo hacen con una fuerza tan violenta;

con saña y rudeza,

se siente que se está despedazando.

No les bastó haberme arrancado el alma

si no que quieren verme todo destrozado,

ahora, se consume completamente la tragedia

pues, esto solo ocurre

cuando muere un profesor

o mejor dicho cuando muere un educador.

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