Su nombre mariposa, significa, alma o espíritu, salen a la vida después de una transmutación alquímica, donde experimentan un cambio asombroso, para emerger como adultas, hasta llegar a convertirse en maravillosas flores volantes, considerándose como el mayor enigma de la transformación total.
Que sorpresa me lleve al levantarme una mañana, y observar una hermosa mariposa posada en la parte interna del cristal de la ventana, lo maravilloso era que los rayos prismáticos del sol al acariciarla de una manera suave le daban una brillantez multicolor. Intrigado, revisé todos los posibles lugares de su ingreso, mirando hacia las puertas y ventanas, me dije así mismo.
—¿Por dónde pudo haber entrado? —Enseguida busque algún lugar factible de su ingreso.
Al finalizar mi pesquisa, no encontré ninguna parte probable que lo hubiese permitido, todas las puertas y ventanas de la casa estaban cerradas. Además, esa mariposa era tan grande y frágil que sus alas al rozar con algo se dañarían con facilidad.
Rememoré mis recuerdos de niño campestre, cuando al caminar solitario por el bosque, escuchaba el trinar de las aves, el murmullo de las aguas, el viento cadencioso que al acariciar las hojas de los árboles originaba la más pura sinfonía. Recordé como corría detrás de las mariposas y estás volando, huían de mí, pero cuando dejaba de acosarlas y me quedaba quieto, ellas sonriendo venían hacia mí sin ningún temor, para luego posarse en mis manos o cabeza.
Las entendía con mi mente infantil y sabía que el secreto no es correr detrás de las mariposas porque las ahuyentas, ellas perciben que las vas a agredir, y siempre estarán fuera de tu alcance, cuanto más las persigas, se alejaran mucho más de ti, pero al brindarles paz, quietud y silencio, comprobaras que ellas sin temor alguno llegaran donde tú estás.
Las mariposas son emisarias de lo intangible, las mensajeras de las hadas del aire, son fuertes, pero a la vez frágiles, son efímeras y a la vez inmortales, su vuelo, su ritmo, su elegante pose en las plantas y flores son inefables, transmiten una energía inigualable, sus figuras embellecen la bóveda celestial, las escamas de sus alas transforman los rayos del sol en multiplicidad de colores, con su aletear rítmico purifican el aire circundante, además, capaces de originar un tornado lejano.
Las mariposas son capaces de recibir lo sempiterno de los seres que nos han dejado, aquellos que se han marchado a la estrella infinita, y muchas veces esos seres de luz nos visitan, montados en las alas de las mariposas, para darnos tranquilidad y hacernos compañías.
Luego de revisar la casa otra vez, y no notar ningún resquicio por donde pudo haber ingresado, regrese a la ventana donde la había visto, pero ya ella estaba revoloteando en círculos por encima de mí, igual que lo hacían en el bosque, para luego posarse en mis manos arrugadas, en ese contacto sentí una transmutación de energía, acompañado de un ramillete de olores conocidos, percibí que un ser especial había llegado a mí, cerré por un instante los ojos y al abrirlos observe que la mariposa había salido en forma misteriosa, igual como entró a la casa y se dirigía volando con majestuosidad hacia el infinito.
Las mariposas, su cambio es muy difícil al principio, pero conduce a hermosos resultados, el valor de abandonar lo anquilosado, para descubrir lo nuevo, sobre todo que la transformación es inevitable, y como ese cansino arrastrar inicial se convirtió en un armonioso volar.
Pienso, si nada en esta vida se transformará, las mariposas no existirían, eres como las mariposas, simbolizas la adaptación positiva de cada fase de la vida, tú metamorfosis es inevitable, te alimentas de tu propia vida, de tu propio aire sin pensar en lo corto que será tu existencia.
—Oh, mariposa, ahora cada vez que me levanto siempre te busco en la ventana, y todos los días de mi efímera vida, espero con ansias de nuevo tu llegada.
GUSTAVO HERRERA BOBB
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