El dolor… 

Pocas veces se habla en nuestro entorno de la importancia del dolor en nuestras vidas. El dolor es el maestro más sublime de la vida, esa herramienta con la que la vida nos amolda a sus designios, que tantas veces resultan ajenos a nuestro conocimiento y control. ¿Por qué sufrimos? Es algo difícil de explicar. El sufrimiento por excelencia, el dolor que provocan acontecimientos que marcan nuestras vidas es provocado porque nos damos cuenta de que no somos dueños de nuestro destino. Ese sentimiento es capaz de rasgar un corazón en dos, y pocos son los que se recuperan totalmente de ese sufrimiento a lo largo de su vida. Muchos, en una absurda rebeldía, luchan hasta el último aliento contra la pesada mano de la vida, que te oprime hasta que te rindas. Ese acto de valentía rebelde, es el suicidio. Otros muchos, sin embargo, se resignan a tener una vida más o menos cómoda, carente de reflexión, de profundidad. Esa gente es estúpida por definición; sin ánimo de ofender, pero la palabra «estúpido», del latín «stultus», significa estupor, la persona que ha caído en la estupefacción y es incapaz de encontrarle un sentido a lo ocurrido. Hay otros pocos, que, se rinden de verdad ante la vida… La rendición total a la vida es el acto más valiente que puede llevar a cabo una persona, entregando su vida en manos de lo que nos resulta desconocido, la incertidumbre… Yo, personalmente, poco a poco me voy dando cuenta de que esa rendición te revela la belleza de la vida, su inocencia, la ingenuidad del niño que espera cualquier cosa… Te devuelve la capacidad de asombrarte, de contemplar la magnitud del mundo, la belleza de una sonrisa, de una mirada… Te devuelve la pasión, a pesar de que, al principio, tomar esa decisión provoque dolor. Ese dolor está estrechamente vinculado al renacer de cada día… No rehuyas del dolor, acógelo cómo medicina de tu vida… Los cuadros más bellos contienen tonos oscuros y claros, lo que provoca un contraste admirable… Exactamente eso es lo que pretende hacer el dolor… Llenar tu vida de belleza, hacer de ella una aventura, para que, cuando se cierre el telón, la gente que haya visto la película de tu vida no haya quedado indiferente…

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