Amado mío te extraño, como la noche extraña al día, como extrañaré la vida después de la muerte; ¡llegó la hora presentante!, estoy sedienta de amor sincero, mi complemento ¿Dónde estás?, te siento cerca pero a la vez lejos, tu presencia rodea mi energía bizarra y me susurra «Ya viene»; y no estás.
Soy acaso irrisoria e impropia a ti, es mí destino un amor embustero; vivir con este velo negro que no me deja ver, me tortura, me asfixia, estoy ciega en el aquí y en el ahora, hace frio, sé mi abrigo, mi armonía en esta vida, libérame de esta prisión, de está falacia que hoy me ata. ¿Dónde estás? hinojo mío, ámame, ya es hora.
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