Habia una ninya con ojos almendrados que gritaba al sol y al cielo 

cada manyana de cada dia porque amaba la vida.

Su cuerpecito saltaba mas alto que sus amigos en las calles abrazadas por la nieve.

Su mirada se perdia detras del color, la ilusion, el juego.

La curiosidad era su marca de fabrica,

la sonrisa a voces (Lol) su estampa diaria. 

Tambien sus manos y su alma se enfadaban pero siempre por causas justas.

Adoraba la lealtad, no permitia la mentira. 

Era amiga de la belleza y la amistad y del amor.

Su alma era limpia, clara y suave como el peluche de un bebe. 

Jugaba con la brisa, los amigos, las pelotas y los perros a los que adoraba.

Sin embargo, la vida que es muy terca con los puros de corazon 

no dejo de empujarla hacia lugares frios, personas frias.

Ella buscaba el sol y encontraba oscuridad en las palabras y golpes en las pisadas

en los curiosos que se acercaban para dejarse calentar con su luz 

que salia de sus ojos almendrados.

Era una ninya que buscaba amar otra vez a aquella vida de color, de juegos…

Esa ninya persisitio hasta que se encontro una vez reflejada en un perro jugueton al que llevo consigo 

para poder seguir caminando, sonyando, riendo con colores en este lugar poco dado a jugar con amor.

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