Este Ecuador
Será un recuerdo de pena,
será una lágrima que jamás se seca
o será la pérdida de un alma
tan inocente que no debe ser juzgada.
¿Quién da ese derecho de arrebatamiento?
¿De dónde nace la codicia de poder
que busca cegar las miradas
de esa pobre gente que ve tricolor,
de esos pobres que reencarnarán en un cóndor
y volarán por la cordillera de una nación divina.
Había quienes nos envidiaban,
había quienes nos visitaban
pues con sus meros ojos
anhelaban el observar la mitad de la tierra,
y la geografía única que se talló
en bella Latinoamérica.
Pero te han podrido,
te han dañado y arrebatado
esas playas donde la arena brillaba
y el mar cantaba.
Esa Sierra en donde la ceniza bailaba
y las montañas cotorreaban.
Esa Amazonia donde la naturaleza gozaba
y su fauna contemplaba.
Ahora nos han dejado
nada más que destrozos
amenazas burdas y crudas
que intentan asustar a quienes menos temen.
No hay dónde rogar,
ya no existe un funcionario digno para implorar,
nada más yace una espera
en donde de las manos unidas,
el punto más pequeño pero grande
de la espina dorsal del planeta,
bailará el triunfo
de una paz prometida y merecida.
Y quienes nos aturdieron,
quienes nos quemaron,
quienes nos asesinaron,
sufrirán del destino
que ellos mismos crearon
y todos los que sobrevivieron
este holocausto nefasto y llorado,
aquella frase divina se les repetirá
una y otra vez
la cual dice:
Este Ecuador amazónico,
Desde siempre
Y hasta siempre –
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