Baila, baila al vaivén de la luz del sol, del embrujo de la luna y la música del viento. Como aquellos días, como aquellas horas, que silenciosa y taciturna te escondías, en la espesa hojarasca.
No te has ido, estás aquí. Mírate en el espejo de la vida, en el espejo cóncavo del alma humana. Ese, que, en una tarde de otoño y lágrimas de hielo, cubriste con un terciopelo rojo. Misterio de ángeles, sueños y azucenas. Sombra de recuerdos, rosas y diademas.
Cambia el sonido de las horas y rueda la baraja. La carta del destino levanta su gemido y el loco se escabulle en el telón del alma.
Algo dentro de ese paño rojo debe ser la causa- Lo intuyo, lo presiento.
Porque al aletear del aire, cambia el panorama y cae inmisericorde sobre tus blancos pechos el terciopelo rojo.
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Imagen: Créditos a su creador.
Luz Marina Méndez Carrillo /21012024/ Derechos de autora reservados.
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