Y tenemos que volver al principio para poder terminar dándonos cuenta que no hay origen ni término.
Sintiendo el frío recorrer mi cuerpo, desde mis extremidades al interior, aprecio la calidez de mi alma rodeándome, como un tenue fuego alimentado con secas hojas, manteniendo viva la maquinaria que me hace funcionar en un mundo de percepciones e ilusiones, vagas ideas que dan forma a una realidad incierta, volviendo a los inicios, recorriendo el sendero al sentido inverso del tiempo, en un espacio finito, donde todo lo que puede suceder ha sucedido, quitando lo inservible, quedando lo indefinido que solo puede existir en el ilimitado y eterno infinito. Fugaces momentos dan sentido a una historia sin contar y sin testigos, quedando en la duda si alguna vez habrán existido, corriendo la pluma y cambiando la hoja, dejando rastros en el camino. Cuando parece que terminó, hay un nuevo comienzo, memorias sin fin que no caben en un mundo definido, tras pequeñas reflexiones las grandes verdades parecen inciertas, dejando al ser con profundos vacíos. Entendimientos no bastan pues de pruebas carecen, escasas las palabras son justas, suficientes las ideas no son, nada puede demostrar estas verdades absolutas. Qué se puede esperar de quien afirma con franqueza su realidad, ignorando que esta es falsa.
Al final todo es una confusión…
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