Saturación 

En el silencio, dejo que la música
derrumbe los muros de mis sentidos,
una marea que me absorbe,
me envuelve en su abrazo insondable.

Su ritmo, un reloj repetitivo, rutinario,
pinta en mi alma una amalgama de matices.
En cada nota, un pincelazo de vida
sobre el lienzo gris de mi existir.

Palabras ajenas, cual estrellas fugaces,
hallan eco en el vacío de mi ser,
susurran secretos olvidados,
descifran el enigma de mi sombrío reflejo.

En las sombras, la música fluye,
un río que inunda mis pensamientos,
me sumerge en el olvido,
me lleva a mundos aún no descubiertos.

La música, arte supremo del ser,
me transforma, me envuelve.
En su ritmo encuentro refugio,
en su belleza, un remanso;
en sus melodías, un vuelo,
en sus acordes, el espejo de mi escape.

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