Penitencia

Penitencia

Anónima

31/12/2023

Abrí la puerta y entré.

Había una mesa en el centro, una pila de recuerdos, una silla y una botella de licor.

Encendí la radio y me senté. El ambiente estaba opaco, hacía un frío penetrante.

El eco de la habitación retumbaba en mis oídos

Empecé por destapar la botella y bebí un trago, no es posible enfrentar sobrio a la muerte.

Leí unas cuantas palabras y empezó a llover.

Masoquismo, confieso.

Debí salir de allí en ese momento, sin embargo, me quedé sabiendo que se aproximaba una sombra oscura, de la cual sería difícil escapar.

Leí, lloré, escuché y memoricé.

Releí, bebí y me embriagué.

Llovió torrencialmente, la luz se apagó, debió ser un rayo en medio de la tormenta, la causa de total oscuridad.

Quise salir y me levanté, pero esta vez caí. Intente otra vez y escuché su voz, la canción en la radio me nubló.

Lloré amargamente esa noche y varias noches más.

Asumí que lo única forma de salir de allí era viviendo está vez mi dolor, sin intentar tapar con un dedo el sol.

Ahora regreso frecuentemente a esa habitación.

Leo, lloro, escucho, memorizo.

La sombra oscura se ha hecho mi amiga, a veces llora conmigo.

Sigue lloviendo, pero le he cogido cariño al frío, ya no se me hace tan lejos la puerta, cuando busco aire y debo salir.

Seguramente tardará un poco el olvido, pero cuando llegue será certero y no habrá ninguna duda en querer regresar.

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