Cerrando Año con Autenticidad

Cerrando Año con Autenticidad

Karol Bolaños

28/12/2023

Por. Karol Bolaños


Autenticidad, palabra complicada cuando se aplica a la vida. Básicamente, ella refiere a la transparencia, verdad, certeza, y en el hacer, esta aplicada a corresponder a los valores del proyecto individual.

Es un tanto similar a genuino porque expresa lo legítimo, propio o característico de cada ser en el desarrollo de sus acciones.

Me pregunto una y otra vez porque elegí esta palabra para que me guiará este año, entonces recuerdo que, estaba perturbada por una serie de acciones que me llevaban a preguntarme sobre lo honesto de ser uno o una misma.

En ese instante, no lograba entender porque me prestaba para propiciar encuentros que terminaban siendo un campo de batalla moral y social. No comprendía porque estaba viviendo en unas realidades que no me correspondían. Se me nublaba el pensamiento al saber que estaba entregando mi preciada presencia ante la barbarie, y como si nada, estaba dejando mi piel en cada combate.

Decidí entonces, preguntarme sobre lo que era y lo que quería ser.

Me sentí niña, pérdida, sin rumbo y con muchas dudas. Me sentí sola buscando razones para encontrar seguridad. Por momentos, sentí que volvía hacía un punto de mi vida donde busqué la fuerza que necesitaba para seguir adelante sin escuchar la sociedad. Me sentí de nuevo rebelde con causa.

Este año, la presencia de esa palabra en mí vida me ha llevado a plantearme un sin fin de cuestiones y hacer un balance general. 

Por ejemplo, muy aburridora la gente que piensa que, porque me casé, tengo una hija, un esposo francés y vivo en Europa me he realizado, con todo respeto, eso es una estupidez. Cuando la gente me reduce a ello, siento que le falta contenido al tema de la realización personal. Igual, muy tarde entenderán que yo he tomado una decisión igual de política que ser congresista, pero bueno, a respuestas complicadas, oídos adiestrados.

Así mismo, he encontrado gente tan banal que piensa que debo agradecerle a mi esposo por haberse casado conmigo, es más, cuando conocen mi historia personal, se han creído con el derecho de decir que él es mi soporte para superar mis pruebas psíquicas, emocionales y sociales. Nunca lo dije, pero, no hay pensamiento tan reducido como éste. ¿Acaso el cuerpo representa mi origen y el matrimonio es un símbolo de subyugación colonial? Es lamentable que todavía existan personas que no comprenden que existen parejas como la de nosotros porque aún sigue siendo necesario el amor y la compasión. 

Ahí es donde empiezan mis discordias, mis desacuerdos y mis frustraciones.

Personalmente, detesto la gente que me ve como una madre loca, decaída, despeinada y desesperada; como una ama de casa que tiene que ser subyugada por la sociedad porque no entrega su alma al consumo. Detesto la gente que me sonríe y me escupe sarcasmos. Me cansan las opiniones salidas de contexto. Me fastidian los hipócritas porque se les nota que no paran de mentir y me agotan las comparaciones sociales.

Es por esto que, he estado introspectiva, meditando consciente y me he dado cuenta que por mí carácter flexible: he estado viviendo sueños de otros y otras, asumiendo peleas ajenas, cargando enojos vacíos, sufriendo por dolores que ya no existen, perdiendo mi esencia por espejismos, añorando banalidades y dejando en la espesura de la hipocresía mis ideales. 

En lo cotidiano, ha sido muy duro preguntarse y llegar a estas consideraciones. Admito que me he peleado conmigo misma, con mis decisiones, con mis sueños hechos realidad y con mi familia. En realidad, creo que es lo más doloroso de este aprendizaje. 

Siento que, nadie puede entender todo lo que me pasa por la cabeza, mucho menos en el alma. De hecho, me molesta tanto la gente evidentemente hipócrita que me dice: ¡te entiendo! No, no me entienden, no saben nada, porque al final cada uno y una anda en su propio carrito de ilusiones haciéndose su infierno, a nadie le importa nadie más que si mismo y solo se unen con otros para echarle sus frustraciones. Esa es la única verdad que importa.

Mientras tanto, yo he continuado en esa búsqueda de sentido, buscándome y buscando autenticidad; para no llenarme de odio, de resentimiento y temor. Admito que, me he estado cayendo y levantando. No ha sido fácil, pero si muy revelador. 

Hoy tengo varias preguntas en mente… ¿Cómo explicar que amo tanto y no sé cómo amar? ¿Cómo explicar que siento tantas cosas que me duelen, pero no hago nada para que cambien? ¿Cómo decir que no quiero ceder más porque si lo hago me empiezo a morir lentamente? ¿Cómo decir que quiero estar con otros y otras, pero hasta donde la energía nos alcance? ¿Cómo decir que quiero estar sola mientras mi mundo se derrumba para intentar reconstruirlo según lo que yo desee? 

En fin, aunque no sé muy bien hacía donde voy, entiendo mejor donde estoy y la razón. Fue un año para eso, para volver a mí, para aceptar mi turbulencia, para sacudirme el polvo y dejar de seguir cediendo ante la sociedad que no cede ante mí. 

Está búsqueda personal me lleva sin más hacía un lugar necesario, ahí donde es prioridad la aceptación y la creación de nuevos sueños. Un lugar donde necesito escucharme y dejarme ser. 

Acabaré este año con mi hija y mi compañero al lado, a ellos solo les debo consideración y respeto porque han aguantado un revolcón muy fuerte, ya nada será igual, veo que lo sienten, no están tristes, pero se preocupan, será porque es difícil argumentar y dejar de imponer sueños, veremos cómo se desarrolla la vida en familia, por el momento, sé que los elegí porque son parte de lo que creo y seguiré firme porque entre nosotros hay mucho más que amor. 

Sin duda, quiero agradecer a la vida porque me permitió ver que muchas cosas en las que creo son valiosas, redescubrir que no he vivido en vano, que mi valor no se mide por lo que tengo, puesto que, no poseo nada más que la firmeza de mí convicción. 

Agradezco al amor por ayudarme a crecer por dentro, a Dios por darme tanta fe, a mis ancestros por susurrarme al oído el camino que debo seguir, a mí hija por permitirme volver a nacer, a mí esposo por estar a mí lado acompañando este duro camino de sanación, a mis padres por todos sus dulces cuidados, a mis hermanos por darme las palabras de aliento que necesité en momentos de derrota, a mis pocas amistades por estar sin aferrarse, a aquellos ángeles que se aparecieron en mí vida para recordarme que mí existencia tiene un propósito, a todos y todas las que mostraron la rudeza de la hipocresía porque me ayudaron a reafirmarme y me quiero agradecer a mí misma por resistir a pesar de las pruebas.

Ups, pensaré mejor la palabra del siguiente tiempo. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS