RELATO DE UN VAMPIRO
Eran cerca de las dos de la mañana, intente dormirme como otras veces, pero me di cuenta que ya había declinado, reconozco que muy pocas veces confieso lo que siento, mire el pavimento mientras caminaba, las hojas se veían pálidas y con un tono rojizo blanquecino, aprovecho para anunciar que me gusta esta estación del año, recuerdo haber escuchado a una anciana decir ¨que solo los bandidos salen de noche mi niño¨.
El camino estaba custodiado por árboles, una leve brisa anunciaba una noche como otras, casi llegando a la estación de tren decidí adoptar una compostura propia de los humanos, es necesario si quieres ser tratado como uno, en ello decidí empezar a correr, era muy poco lo que podía discernir, me dolía la cabeza, el sonido del agua resbalando por la cubierta del tenis y el chapoteo no ayudaban a desviar mis pensamientos inmorales, mi naturaleza me dicta obediencia, ¿Qué seríamos, si negáramos lo que realmente sentimos y lo que somos en lo más profundo? No tengo vergüenza en sentir odio, pasión, ira y entregarme para saciar mi sed, no soy digno ante la mirada de el. Me detuve unos segundos, un zumbido en mis oídos me hizo estremecer, escuché con atención, eran pasos hermosos, de un encuentro con la feminidad, en el horizonte se perciben las siluetas de algunos mamíferos que se alimentan de sangre, criaturas magnificas que al beber de un elixir que les devuelve la vida renacen continuamente, la noche alivia mi dolor, las estrellas parecen moverse en este camino, la gente dice que la civilización se derrumba, que la llegada de Cristo es inminente, la mujer se detuvo por unos momentos, no fue por mi presencia, una llovizna se declara ante todos nosotros, ahora son cerca de las 4 de la mañana, algunas luces en el este se acercan, la gente cree sentirse muy segura al estar al interior y al volante, debo admitir que tales aparatos son una obra de la ingeniería que me llaman mucho la atención, la gran mayoría cree que la lluvia te quita la libertad, de repente esa hermosa Doncella se apresura con pasos de baja frecuencia, la intención es llegar lo más pronto posible a un lugar cálido. He olvidado mirar a mis victimas a los ojos, últimamente ya no soy el mismo, por más de un milenio he vivido en las sombras, he estado en lugares áridos y secos, mis recuerdos que alguna vez tuve, ya los olvide desde que vine al mundo por primera vez como vampiro, esa noche fue muy oscura, estaba solo, aunque ya sabía cuidarme, fue un 31 de octubre, la noche en la que todos los seres inhumanos son libres, un evento en el que se abren las puertas del averno, ¿sabes cómo son? son como dos grandes álamos, sin embargo hoy no quiero honrar mi natalicio, al menos no con ella, hay una superstición, se dice que entre todos aquellos seres que terminan la noche con risas y horrores podrán vivir para siempre, es una forma de decir que simplemente hay poder y gloria para los antagonistas.
Rápidamente vino a mi mente un extracto de la divina comedia, «de domo mea, et ego faciam in patibulis suspendantur», que significa «de mi hogar, hago mi patíbulo», los zumbidos en mis oídos se habían ido, el dolor de cabeza cedió rápidamente, sólo significaba una cosa, era el momento de tomar inmediatamente una decisión, por primera vez en mi vida estaba contemplando gestos, mirando a una persona de cerca, de repente ella me preguntó temblando, ¿te sientes bien? ¿Es un poco tarde, no?, ¿no te parece?, ¿por qué estás aquí?, Correspondí por conveniencia a una de sus preguntas, diciendo que no necesariamente era tarde, ella insinuó con gran oposición, ¡¿y de que depende?! , en ese momento la percibí con más sigilo, la vi con mucha más claridad, una sonrisa resplandeciente se dibujó en ella, sentí un gran asombro, a lo largo del camino rectangular que nos unía, había casas de madera, otras de cerámica, una cerca eléctrica se pronunciaba en el vértice de una fábrica, detrás de mí había muchos árboles, pasto, arbustos y más al sur se veían caballos que parpadeaban excesivamente, otros solo movían el globo ocular alrededor del párpado cerrado mientras intentaban dormir, los miraba presagiando algo desdichado, probablemente ellos sentían lo mismo, mientras tanto una leve y asincrónica convulsión me indicaba que debía atender a mi necesidad y deseo, desde el momento en que decidí salir de casa esta noche, sospeché que esto podría ocurrirme, sabía que mi pasado algún día vendría por mí, crecí en esta prisión, no tengo emociones que me unan a la gente, ya no tengo nada, más bien… ahora que lo pienso ya nada es igual, decido dar la vuelta y marcharme, prefiero ser un sueño que volver a nacer, deseo ser sólo una idea que sólo vive en sus pensamientos, la voluntad ya no será como la bruma que mide el espacio entre los recuerdos y el presente, un golpeteo en mi pecho me hizo exhalar profundamente, hace tiempo que ignoraba que me odiaba, noté algunos matices con exageración, los colores verdes de los árboles se volvieron aún más brillantes, el dolor de cabeza volvió sin disimulo, la pigmentación de mi mano se volvía cada vez más y más pálida, en este punto todas mis extremidades estaban bajo el mismo efecto, sentía un líquido poco familiar que corría por mi cuello… era sudor, estaba reconsiderando si debía volver o no, volví la cara por última vez, ella levantó las manos en señal de despedida, una leve sonrisa se dibujaba en mi rostro.
Ahora sé lo que es ser libre, era la primera vez que me rendía ante los encantos de una mujer, la oscuridad que habitaba en las profundidades de mi ser, lo que marchita el alma, ahora se pronuncia como un velo acusador, lo que devora al hombre, lo que une al hombre y a la bestia, lo que imprime y dista lo sublime de lo inmoral, mi sonrisa era paulatina pero al mismo tiempo alentadora en un sentido ínfimo y básico.
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