Melodía de Desasosiego
Todo transcurre como en una película frenética, donde las escenas se suceden rápidas y desdibujadas en el ambiente. La comprensión de lo que acontece es difusa; una silueta negra, ominosa, apenas se distingue como humana. Mientras tanto, unas manos desesperadas buscan auxilio en un cuerpo más frágil que el suyo, navegando a través del miedo en busca de la supervivencia personal, sin importar a quién implica. Los inocentes, sin pretenderlo, se convierten en escudos. Gritos. Golpes. Luces parpadeantes en tonos azules y rojos. El trasfondo de una camioneta. El llanto de alguien (nunca yo, nunca soy yo).
Un extraño se empeña en impedir mi salida de su morada.
Me hallo paralizado. No estoy bajo los efectos de drogas, nada obstaculiza mi movimiento, pero no logro moverme, no consigo hacerlo. Mi cuerpo se muestra rígido en mi habitación, donde estoy completamente solo. ¿Qué sensaciones son estas que recorren mi ser? ¿Espasmos o recuerdos? ¿Por qué mi piel resulta tan repugnante al tacto? ¿Por qué mi propio cuerpo me resulta ajeno? Además, ¿dónde estoy realmente? En mi cuarto, ¿verdad? ¿O no? ¿Qué día es hoy? ¡Ah, sí, Navidad! ¿Debo salir? Sí, de todas formas me obligarán. Pero, ¿por qué? ¿Por qué no puedo permanecer solo aquí? ¿Por qué debo dirigirme hacia allí y sumergirme en su alboroto, su música, sus burlas, su contacto? Sobre todo, ¿por qué debo abrazarlos y expresarles deseos que no siento? ¿Por qué siento tanto repudio al contacto físico? ¿Por qué no quiero que me toquen? Ah, sí, por eso, es cierto. ¿Hay alguien más en la habitación? No, no hay nadie. Entonces, ¿por qué parece como si alguien acechara desde los rincones? Ambos lados están ocupados por estanterías, imposible que haya alguien. ¿Miedo? ¿Paranoia? ¿Realidad? ¿Fantasía? Pero, ¿donde estoy? Ah, sí, en mi habitación. Bueno, solo no deseo darle la espalda a la puerta. Si alguien entra, al menos deseo enfrentarlo directamente.
Un extraño observa.
Avanzo por una calle desierta, mi paso es inquieto aunque carente de velocidad. Sin embargo, el miedo, el terror, se instalan en mí. He mirado hacia atrás. ¿Hay alguien? No, la calle está vacía. ¿Puedo permitirme volver a mirar atrás? ¿Cuántos pasos debo dar para que sea razonable volver la vista? ¿Sigue vacía la calle? Sí, excepto… quizás, por eso. Mis piernas tiemblan, mi cuerpo se tensa, pero sigue moviéndose, casi por inercia. La calle está vacía, vacía, excepto… quizás, por eso. Por esa silueta negra que me persigue, ocultándose en los rincones más oscuros, dejándose ver apenas por el rabillo del ojo, un vistazo leve, casi imperceptible. Al llegar a mi destino, nadie sospecha lo ocurrido, nadie lo sabe, nadie debería.
Un extraño.
¿Por qué me inflijo dolor? ¿No se supone que yo habito este cuerpo? Entonces, ¿por qué? ¿Por qué todo se siente tan ajeno? ¿Qué es esta piel? ¿Qué son estas manos? ¿Qué son estos ojos? ¿Y estas marcas? ¿Qué son estas sensaciones que persisten? ¿Qué es esta repulsión al punto de querer vomitar? ¿Quién es la persona a mi lado? ¿Quién soy yo junto a esta persona? ¿Quién es el individuo que amaneció a mi lado hoy? ¿Un extraño? ¿Sí? ¿No? ¿Estaba durmiendo? ¿Quién se supone que soy? ¿Quién se esconde tras esta máscara? ¿Qué es este dolor que no desaparece? ¿Esta presión persistente? ¿Qué siento al caminar? ¿Qué siento que me observa? ¿Qué siento? ¿Por qué? ¿Por qué siento? ¿Por qué no puedo detener esto? ¿Por qué? ¿Qué es esto?
¿Soy un extraño?
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