Mucho gusto, me presento ante ustedes; mi nombre es Isabel, tengo 22 años de edad, actualmente estudio psicología en una universidad de mi localidad; soy una persona introvertida así que me cuesta abrirme con los demás; pero hace dos años atrás mi vida se convirtió en la más bella y dulce historia de amor por lo que he decidido inmortalizar esa parte de mi historia.
Parte 1: «Lista para conocer a mi primer amor»
Era una fría y hermosa noche de invierno; el cielo estaba lleno de estrellas y la luna parecía verse más grande de costumbre; la calle parecía solitaria. Caminaba hacía la tienda de doña Lucía, en busca de leche y chocolate, que caería bien en medio de tanto frío; así que apresuré mis pasos porque deseaba sentír el sabor del chocolate fundido con la leche acariciar mi estómago, de pronto una suave brisa rozaba mi cabello y lo hacía menearse por mis orejas; me hizo sonreír porque sentí ligeras cosquillas, lo que me llevó a recoger mi despeinado y loco cabello con una liga; mientras lo hacía, levanté mi rostro y contemplé como nunca, el hermoso cielo nocturno y a mi mente llegó una vaga idea que hizo acelerar mi corazón; de repente me detuve por un largo tiempo, mientras me arrimaba a un viejo árbol e imaginé lo bello y completo que sería mi caminata en tal lindo escenario, si alguien estuviera a mi lado, alguien a quien poder decirle, lo hermosa que se ve la luna en esa fría noche, alguien a quien poder decirle que el viento me hace cosquillas, alguien a quien pueda mirar y decir que bien te ves bajo la luz del cielo nocturno, mientras apoyase mi cabeza en sus hombros y lograse escuchar los latidos de su corazón ; mientras entiendo que es el amor. Pensaba cuán maravilloso sería y una sonrisa se empezó a dibujar en mi rostro pero al instante desapareció, pues aterricé a mi realidad y golpeé ligeramente mi cabeza, al mismo tiempo que me decía a mi misma: «Tonta, ni siquiera tienes un novio, nunca has tenido uno, qué sabrás del amor y de cosas lindas, la vida no es un cuento de princesas y la realidad no es así» Aún así, la otra parte de mi ser decidó creer que en algún momento, y en algún lugar de este vanal mundo, conocería a alguien con quien pueda vivir lo que acababa de imaginar.
Un día escuché que la realidad supera a la ficción; así que mi primer romance tendría que ser mucho mejor que en las peliculas, novelas y cuentos por lo que montones de preguntas surgían en mi cabeza. Cuando esté junto a mi primer amor ¿mi corazón latirá tan fuerte como si quisiera salirse?, ¿ lloraré al verlo y escucharle decir que me ama?, lo que me llevaba a la siguiente pregunta ¿podrá alguien amarme así con todo lo que soy?, siempre pensé que nunca podría dejar de agradecer al hombre que llegue a amarme, no sería fácil, toda mi vida había creído, no ser una chica ideal, linda, independiente, admirada por muchos y que atraiga miradas; más bien me consideraba insuficiente, rara, extraña y acomplejada sin poder encajar en esta sociedad materialista como para que alguien se enamore de mí… Entonces otra pregunta surgía… Si un chico me llegase a amar, ¿ Qué tipo de persona seria ?, ¿ Cuándo llegaría? ¿En dónde lo encontraré? ¿Lo tendré que buscar o el llegará a mí? ¿Ya lo conoceré o será para ese momento un extraño?. El deseo de querer sentir qué es el amor, me hacía imaginar que ya estaba lista, lista para conocer a mi primer amor.
No es nada fácil ser una chica de 20 años y jamás haber tenido un novio, me siento ridídula al hacerme tantas preguntas que a mi edad ya debería poder responder, pensaba mientras llegué a mi destino, la tienda de doña Lucía. Compré la leche y el chocolate y me apresuré en llegar a casa.
Admito que el ir pensando durante mi encomienda, hizo que tardara un poco. Abrí la puerta de mi casa y mi mamá esperaba en la sala; a lo que me preguntó por qué había tardado y por qué mi cara se veía como desconcertada y volada; nuevamente aterricé y trate de responder lo más rápido posible pero aún no asimilaba la pregunta; lo que provocó que mi madre vuelva a hacer las dos mismas preguntas; respondí que solo quería disfrutar del paseo… ¿ Paseo? , estás loca, ¿qué paseo? , Isabel, no te mandé a pasear, fuiste por leche y chocolate… Agradecería que fueses más consiente en cumplir con una encomienda, sin divagar por ahí!… Dijo mi mamá, con cierto disgusto, pues no podía molestarse más; ya que soy autista y para nosotros es fácil distraernos y olvidar nuestras encomiendas cuando empiezan a surgir ideas o cuestionamientos, es como si no aclaramos la mente, no podemos seguir con la misión que nos encargaron.
Así que, abracé a mi mamá, le pedí perdón, pero ella al sentir mi cuerpo, otra vez se exaltó… ¡Isabel, estas helada!, ¿Cómo no me dí cuenta? , no llevaste ni un abrigo!… Sonreí porque me pareció gracioso ver a mi mamá preocuparse por todo… ¡Mamá, tómalo con calma! Le dije, pues ella ya sabía que es normal en mí tener los pies y manos muy frías, incluso en noches templadas y cálidas.
Preparé mi chocolatada y la disfruté en mi habitación mientras veía un documental de misterio pero no dejaba de pensar en todo lo que imaginé durante mi camino a la tienda; incluso antes de cerrar mis ojos por el sueño, seguía pensando en eso, incluso me dije a mi misma: ¡Creo que ya estoy lista para conocer al amor! Pero… ¿Cuándo vendrá a mí?, ¿Con qué tipo de persona lo llegaré a vivir? Nuevamente las preguntas me abrumaron pero me prometí a mi misma, hallarlo.
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