La vara con que se mide

La vara con que se mide

Vera Mente

22/09/2023

Quizás ese día me despierte y recuerde que es tu cumpleaños. Y recuerde que cada año me gustaba escribirte un correo deseándote que fueras feliz. Aunque siempre añoré que sea conmigo. Un correo deseándote que te enamoraras, pero que internamente quería que fuera de mí.

Siempre supe que esta no era la vida en la que vos me ibas a amar. Quizás esa vida pasó. Quizás me ames en un universo paralelo. Quizás tenga que vivir otra vida para encontrarte. Pero en este plano, simplemente no coincidimos. Yo sí te amé.

Trato de recordar y recordarte con cariño, aunque mayormente lo haga con pena.

Ayer volviste a aparecer en mis pensamientos, en mi cotidianidad. Volví a medir con la varita «C».

En mi consciente, sé que no corresponde. Que cada persona es diferente, pero hay algo tan profundamente impreso en mí, que suele escaparse a la hora de conocer a alguien. Y ahí es cuando no me lo permito. No permito que más nadie entre a mi vida.

Yo quiero eso que alguna vez tuve. Eso que alguna vez me diste, quizás sin darte cuenta lo que iba a significar para mí.

Aún cuando siento que traicionaste nuestra amistad, esa que teníamos, más allá del increíble sexo, del entendimiento mutuo, del cariño, más allá de todo lo que yo interpretaba como la relación que habíamos construido, aún así, sigo midiendo con esa varita que grabaste en mí.

Escribir me hace bien. Significo y resignifico esa relación. Me leo, vuelvo a pasar por mi mente y mi corazón todo recuerdo vivido.

Sé que ya no somos los mismos. Que eso es parte de un pasado. Que el dolor de haberte perdido también es el aprendizaje de venerar a alguien que quizás no sintió de la misma manera ni las mismas cosas que yo.

Qué debería recordar de esos momentos? Debería recordarlos?

Me pregunto por qué confié en mis sentimientos. Me cuestiono por qué quise pensar/sentir que en esos momentos también me amabas. Cuando me hacías sentir única. Aunque ahora mismo me contradigo y me digo que sí, en esos momentos me amabas. Aunque efímeramente. No pude haberme equivocado tanto.

Ya te solté. Es cierto. Pero no del todo. Me queda la varita y con esto un doble sentido, pues por un lado le doy dimensión a las cosas, pero, por otro, también me recuerda que los instantes mágicos existen. Que no duran por y para siempre. Que hay que disfrutar el momento, puesto que no vuelve a ocurrir. Único e irrepetible, queda plasmado en algún lugar en el espacio.

Cariños, desde la cajita en la que vuelvo a guardarte.

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