Después de comprar el anillo de compromiso con mi propio dinero y fingir que me lo da porque soy lo más grande de su vida, supe que estaba en el lugar equivocado. Siempre fui paciente, ya sea por don o por maldición, tenía paciencia con situaciones que incluso ponían en riesgo mi vida, como lo es esperar un turno de atención en el seguro social y yo diría que no era por respeto, esa paciencia estaba bien nacida en mis raíces y esas raíces se fundaron en un entorno lleno de carencias, un entorno en el que el dinero nunca sobraba, siempre faltaba y como siempre faltaba, había que ser paciente y otras tantas veces resignarse.
Crecí con ese anhelo de constituir la familia que nunca tuve, tener un esposo amoroso y protector, un perro, un gato y una bonita casa pequeña con un huerto, pero me vi traicionada por mis ideales y esa traición me dolió. Sabía que no funcionaría, pero me aferré a la paciencia, esperé mucho tiempo sostenida en mi convicción del amor, pero después de siete años de batalla y noviazgo, sé que no funcionó, mi paciencia acabó, él nunca dejará de ser un niño, una persona que no quiere hogar, que ama su libertad y la falta de responsabilidad con alguien más, por eso me rindo.
Trabajé duro para ahorrar ese dinero y específicamente no era para la boda de mis sueños, ni para el anillo, ese dinero estaba orientado a la construcción de mi casa, una casa en la que se supone compartiríamos los dos, pero esa era ilusión de uno. Lo vi en sus ojos innumerable cantidad de veces, la última vez fue hace un mes.
…
Creo que a veces hay que saber hasta que punto se debe y puede ser paciente, en este caso creo que la paciencia no fue una buena elección. Espero que vengan a visitarte pronto, cada día cuenta mucho en esta situación, especialmente, espero que allá en esos otros lugares ajenos para la comprensión de los vivos encuentres a ese ser que te proteja y te haga feliz.
Esa fue la última vez que hablé con mi vecina, después yo partí a trabajar en Zarenco, regresé un año después y la noticia no fue novedad, ella había muerto dos días después de que me fui, para ese entonces ella tenía 33 años.
OPINIONES Y COMENTARIOS