Marti era golfista. Esa mañana lo acompañé al aeropuerto, iba a un torneo importante, y siempre hablaba de la utopia de hacer hoyo en uno. Siempre que me decía eso, yo le respondía que no hay cosas imposibles, era nuestra broma personal.

  Una vez que entró en la sala de embarque subí a mi coche y volví a mi casa a ver la tele. En eso estaba hasta que una placa roja de «última noticia»apareció en la pantalla…el avión se había caído sin sobrevivientes.

  Su deseo de hacer hoyo en uno se hizo realidad.

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