Caminando en esta calurosa tarde de noviembre camino como todos los días para hacer las compras en el supermercado a lo lejos se escucha desde el décimo piso un grito desgarrador y estruendo que llamo la atención de todos los que transitábamos por ese lugar mientras la cortina flameante cubierta de sangre se mostraba en señal de auxilio.
Todos nos volteamos asustados buscando de donde venia tal sonido y una mujer grita desesperada
– ¡Arriba! En el piso decimo. Mientras lloraba viendo lo que ocurría.
Volteamos a ver y la cortina empapada de sangre y un hombre con las manos , torso y rostro cubierto de sangre se asomaba con una risa psicópata.
Rápidamente llegaron policías, ambulancia y bomberos a acudir a el llamado y en cosa de segundos este hombre toma a esta mujer quien fue la que gritó y que nos hizo dirigir nuestra atención a ese piso en especial y la lanza hacia el vacío.
Segundos después este hombre toma la decisión de subirse a la baranda y se lanza también y quedando destruido en segundos.
En el departamento se encuentra una nota que decía:
– Lo lamento amada mía por lo sucedido, pero no puedo saber que mientras yo no estoy a tu lado, otro hombre te abraza y te da la felicidad que yo no te doy. Se que en la otra vida podremos estar juntos por la eternidad y nada ni nadie nos podrá separar…
Al momento de subir a ver si había otra persona herida , debajo de la cama y muy asustada de encontraba una pequeña niña que sostenía una carta entre sus manos. Al momento de leer la carta las lagrimas caían por mi rostro. La carta decía:
– “A la persona que encuentre esta carta solamente le pido que le de la vida que yo no le pude dar a esta pequeña niña. Ya que mis celos enfermizos me llevaron a cometer tal atrocidad… querido angelito mío espero me puedas perdonar por el daño que te he ocasionado”
La mirada de pena y terror en la niña era algo que nunca pensé ver en la vida , le pregunte su nombre y solamente me respondió:
– mi papá hizo que Diosito se enojara con él.
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