Esos momentos

En ocasiones brilla el sol en el cielo y nos acompaña en momentos de alegría, de la misma forma los sentimientos van cambiando de color, de igual manera que lo hace el clima durante el pasar de los días, y se puede pasar del radiante sol, a la triste lluvia. Hoy quiero dedicar estas letras, a esos momentos; esos que sin lugar a dudas todos hemos sentido, todos hemos tenido sin saber la causa. Esos momentos grises que sin causa visible, pero con miles de pensamientos que los avalan aparecen en ciertas ocasiones en nosotros.

No creo ser una persona con depresión, al contrario valoro el hecho de vivir y agradezco poderlo hacer cada día, pero sí tal vez llamémoslo soy una persona melancólica, hay momentos que así de la nada, mi ánimo desciende y mi forma de ver las cosas se vuelve un poco más pesimista. La razón al final no la sé, pero sé que aunque la causa no es obvia si hay ciertas cosas que pueden llegar a ser los artífices de esos momentos, hoy quiero hablar de ellos y de alguna forma limpiar y lavar el alma de esos momentos en los cuales a lo largo de la vida caemos.

Varias veces me he levantado sintiendo que la razón por que la camino no es suficiente, y por más que intento amar mi vida no le encuentro algún propósito al vivir por el simple hecho del porque sí, me refugio en el pasado e intento ver si en verdad he alcanzado mis sueños y si me he convertido en aquello que quería, las preguntas si tal vez? O si quizá? Inundan mi mente por completo. Siempre he procurado no ser uno del montón y cada día que pasa como que más lo soy, aún sigo sin encontrar mi nombre en algún buscador y ver alguna noticia con alguna hazaña importante, ni siquiera en alguna estadística mundana creo aparecer; mi mayor temor se hace realidad, soy uno más.

Esos días son aquellos que por más que intentes, no encajas en tus zapatos, en tu mente, no encajas en tu trabajo, en tu profesión, y te levantas, vives lo cotidiano y dices qué hago aquí. Solo piensas que tu lugar no lo es por mérito sino por azares, por descarte, por que sí. Muchas veces he sentido y lo he dicho en alguna línea, que en mi vida mi mayor cruz es siempre intentar ser algo y al final no terminar de serlo, y si, en esos momentos ese pensar ayuda muy poco, al contrario me empuja a caer más en la tristeza, de no sentirme completo, de no sentirme especial, casi amigo, casi músico, casi profesional, casi individuo. Una vida con voz desafinada.

Hay momentos en que demasiado tiempo para pensar, se funde con la tristeza y se le logra cuestionar; inclusive tu actuar frente a quien amas, recordar momentos que pasaron y no vuelven. Errores cometidos, palabras y actos sin decir y hacer, te cuestionas si eres buen hijo, buen padre, buen amante, buen complemento. Siempre va haber un pensamiento del quizá debió ser, quizá debí ser algo más.

En mí, en lo particular a los sentimientos anteriores logró crear un cóctel con rabia, pero no rabia hacia los demás o hacia al exterior, rabia hacia mí, hacia lo que soy, rabia porque me siento indigno de lo que me pasa, no merecedor de quienes me aman, de lo poco o mucho que me sucede, rabia de mis miedos, de todo aquello que no me hace lanzarme por lo soñado. Tal vez un ser con más estrella sería el adecuado para vivir mi vida.

Igual sigo soñando, sigo amando mi vida, no cuestiono mis días porque a pesar de esos momentos sé que soy bendecido en mi vivir, y con esto mi idea no es solo mostrar esta faceta que al final la tenemos todos de dolor, sino hacer entender que estos momentos como los llamó, hacen parte de la vida, y también tienen su función, y creo yo, que de los momentos más tristes, de los momentos de sentirse, sin rumbo y sin magia, de la nada, así como se van, vuelven los momentos brillantes, de amor y esperanza para volver a soñar y querer.

Si tú que lees esto, y sientes que pasas por esos momentos déjame decirte que no sé cuánto durará, no tengo la clave para salir de ellos, solo sé que hacen parte del vivir y mañana puede seguir gris tus días, pero puede que amanezcan con mucha luz entrando por tu ventana. Consejo para tomarlo o dejarlo, vive tus días malos vívelos a tu manera, pero también observa y déjate llevar por los momentos, personas, las sonrisas o los abrazos que de la nada aparecen y son esa luz que te jalan y te sacan de esos momentos.

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